Niños cubanos celebran Día de los derechos humanos
Los infantes de la mayor de las Antillas protagonizaron las actividades efectuadas para conmemorar la fecha.
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Cuba celebra Día de derechos humanos con la alegría de sus niños.
Cuba celebró el Día de los derechos humanos y la protección de los niños, niñas y adolescentes con multiples actividades que tuvieron a los infantes como protagonistas.
La alegría es imposible de registrar en estadísticas y tampoco aparece contemplada en los registros sobre derechos humanos. Una sonrisa en un rostro habla con más elocuencia que cualquier documento, pero no suelen tenerse en cuenta a la hora de valorar los esfuerzos de un país por garantizar los derechos de todos sus niños y adolescentes, especialmente de aquellos que viven con alguna discapacidad.
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El derecho a una vida digna está garantizado.
El Museo de la Revolución, en La Habana Vieja, fue el escenario donde el proyecto Alas reunió a infantes con discapacidades físico-motoras, intelectuales u otras situaciones de vulnerabilidad, como los niños sin amparo familiar, en una jornada para el canto y la poesía.
La realidad de disfrutar de su derecho a una vida digna, feliz y a recibir educación quedó demostrada en las actuaciones de los pequeños, muchos de ellos procedentes de la enseñanza especial.
A quienes cuestionan a Cuba sin conocer sus esencias, bien les vendría acudir cualquier día a una de las aulas de la escuela Solidaridad con Panamá, donde asistencia médica, rehabilitación y conocimientos están al alcance de pequeños que, en otras circunstancias, no tendrían más posibilidades que ver la vida pasar.
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Em Cuba los derechos humanos se miden en sonrisas
Muchos de ellos son hoy graduados universitarios, o contribuyen a la formación de otros para que desarrollen su potencial y sueños, como es el caso de Mabel Cedeño, quien se convirtió en instructora de Arte y Educación, y psicóloga.
Esas son verdaderas lecciones sobre derechos humanos que no necesitan de una jornada específica para aprenderse, porque es la realidad de un país cada mañana, cuando las calles se llenan de uniformes escolares.
Luces empañadas por las sombras de un bloqueo económico impuesto por Estados Unidos, que limita la posibilidad de imprimir libros y cuadernos, de tener máquinas para escribir en sistema braille, contar con ayudas técnicas y prótesis auditivas, por solo poner algunos ejemplos.
¿Cuánto más pudiera hacerse por el bienestar de niños que viven con alguna discapacidad en Cuba, si esta nación pudiera disponer de los 369 millones 589 mil 550 dólares que costó la política de Washington a este sector educacional entre enero y julio de 2021?
¿Cuánto más se hubiera hecho si durante seis décadas el bloqueo no restara a la economía cubana alrededor de 150 mil 400 millones de dólares?
Por suerte en la Isla, los derechos humanos no se contabilizan en cifras, y la máxima aspiración está siempre en una sonrisa, en la alegría.
