Miguel Díaz-Canel rinde cuentas de su gestión ante Parlamento cubano
El mandatario hizo un recuento de lo acontecido en el año 2022, los retos enfrentados y las medidas aprobadas para el desarrollo económico del país.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel rindió cuenta de su gestión en 2022, en el décimo período ordinario de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) en su novena legislatura, calificado como “un año extremadamente complicado en el escenario internacional”.
Díaz-Canel se refirió al contexto en que ha vivido Cuba y su política exterior, y valoró las situaciones transitadas por el país y de las cuales, dijo, se siente el principal responsable.
Entre los problemas más graves en el ámbito internacional mencionó el conflicto militar en Europa, el cual agravó la situación en un mundo castigado por crecientes desigualdades, con la ausencia de un compromiso real para hacer frente a las amenazas contra el medioambiente.
A este se suman los efectos socioeconómicos y sanitarios presentes por la pandemia de covid-19 y sus consecuencias para los precios de los alimentos y las medicinas, el transporte, la logística y los requerimientos esenciales de los países en desarrollo, argumentó el mandatario.
El presidente insistió se trata de “un escenario amenazado, además por el nocivo empeño imperialista de pretender dividir al mundo y generar exclusiones y estigmatizaciones”.
En el año que culmina Cuba avanzó en las relaciones con la región, según dijo, “los cambios experimentados posibilitaron la llegada al gobierno de fuerzas políticas comprometidas con proyectos orientados a la justicia social y la defensa de la soberanía”.
Ratificó que “estamos convencidos de la importancia de la integración y de la defensa de una región de paz unida y solidaria”.
En referencia a la pasada Cumbre de las Américas, manifestó que “el evento continental y excluyente que depende de Estados Unidos en la ciudad de Los Ángeles, terminó siendo un fracaso político y una demostración del aislamiento que sufre la política imperialista de ese país en la región que José Martí llamó nuestra América”.
“Constituyó un duro golpe a la OEA y su dirigencia institucional actual, cuyo desprestigio no tiene comparación”, subrayó, y reiteró el reconocimiento a los países que rechazaron la exclusión de Cuba de ese evento. “Lo denunciaron y además condenaron la política de bloqueo recrudecida”, añadió.
El presidente destacó que ha sido un año de importantes acontecimientos en el ejercicio de la política exterior cubana, “lo que ha exigido constancia, pensamiento y riguroso accionar apegado a los principios y tradiciones de la política exterior de nuestra Revolución”.
En este aspecto agradeció a los pueblos y gobiernos de Venezuela, México, Nicaragua y muchos otros que en momentos de grandes acontecimientos en la Isla, como el accidente del Hotel Saratoga, el incendio en la base de supertanqueros de Matanzas y el desastre provocado por el huracán Ian, respondieron rápidamente con su ayuda solidaria.
Díaz-Canel hizo énfasis en la característica fundamental y definitoria del vínculo bilateral con Estados Unidos que continúa siendo el bloqueo económico, “como arma de coerción, cruel, ilegítima e inmoral” que “constituye el obstáculo fundamental para el desempeño de nuestra economía”, acotó.
Denunció que es evidente la abierta política de subvenciones y los intentos de desestabilizar al país promovidos desde EE.UU..
“Con el respaldo de decenas de millones de dólares del presupuesto federal, junto a la tolerancia, frente a quienes desde territorio de los Estados Unidos orientan, financia y hasta entrenó a individuos para que cometan actos violentos contra Cuba”.
El presidente cubano recordó que todas estas situaciones han sido denunciadas directamente por los canales diplomáticos y de forma pública, y señaló que hace pocos días, el Gobierno de EE.UU. dio muestra de la conducta deshonesta de su política exterior, al designar a Cuba como un país en el que supuestamente se persigue la religiosidad.
Añadió que el Gobierno de Cuba mantiene la disposición de construir una relación respetuosa y mutuamente beneficiosa, con pleno apego al Derecho Internacional y las prerrogativas soberanas de cada país. “Esto lo conoce el Gobierno de Estados Unidos y se lo hemos expresado directa y públicamente”, apuntó.
El presidente hizo referencia también al amplio ejercicio legislativo realizado que favoreció en el menor tiempo posible promulgar leyes que desarrollan la Constitución.
Asimismo, habló de un grupo de trabajos acometidos durante el año como las elecciones de los delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular, la aprobación del Código de las Familias y varias leyes de gran impacto en la vida económica de la nación.
Espacio significativo en su rendición de cuentas lo ocupó la situación económica por la que atraviesa Cuba.
Significó que en los últimos años se han producido “importantes desequilibrios macroeconómicos”, como resultado de la pérdida de ingresos en divisas, la parcial dolarización de la economía y la poca respuesta productiva para generar la oferta de bienes y servicios, entre otros.
El 2023 debe ser un año mejor, afirmó el presidente e indicó que para lograrlo se demanda más que un plan integral. “Exige sacudir la inercia, desterrar el burocratismo, quitar más trabas y superar la autocomplacencia”, resaltó.
Finalmente, dejó muy claro que se niega a aceptar la satanización del socialismo, particularmente en el tema de los derechos humanos, porque "el socialismo es -por esencia- un sistema orientado a conquistar la mayor justicia social posible, mostrándolo como un sistema enemigo de las libertades y los derechos políticos en general”, dijo.
Por eso, manifestó, “en nuestra gestión marcamos la necesidad de alcanzar mayores niveles de educación, cultura cívica, formación ciudadana, comunicación social, que resultan indispensables para formar conciencia en derechos humanos dentro del sistema socialista”.
Al mismo tiempo comentó que “sus insatisfacciones son personales”, reconocerlas, le ayudan a visibilizar los caminos para superarlas, en ellos están las únicas fuerzas capaces de enfrentar y vencer cada reto.
Concluyó su intervención con el agradecimiento a Fidel, a Raúl y a la generación histórica de la revolución cubana que "nos educaron en el optimismo frente a las adversidades".