Golpe de Estado en Perú, confluencia de múltiples crisis
Para Nicolás Lynch, politólogo y exembajador de Perú en Argentina, la reacción popular sorprendió a la derecha, al punto de operarse modificaciones en el discurso de la derecha, y en particular en voz de la mandataria de facto.
El golpe de Estado contra el presidente electo de Perú, Pedro Castillo, no sucedió de la noche a la mañana, es la confluencia de múltiples crisis en la nación andina, caracterizada por la incapacidad de sus gobernantes, declaró Nicolás Lynch, politólogo y exembajador de Perú en Argentina.
En entrevista concedida al programa de Atilio Borón “Diálogo Internacional: una mirada desde nuestra América”, el analista expuso –a su consideración– varios de los errores cometidos por Castillo durante su mandato.
Desafortunadamente, comentó, Castillo se desembarazó de los aliados de izquierda, de la mayor parte de sus asesores progresistas y trajo a los ministerios y al gobierno personajes oscuros, alejados de todo activismo político y social.
A su juicio, ello provocó la ofensiva de la extrema derecha en su intento por destruirlo en tres oportunidades.
Otro error grave fue intentar un autogolpe fallido, una huida hacia adelante. Esa acción no solo le costó a él, sino también al conjunto de fuerzas progresistas, pues se hizo desde la debilidad, no desde la fuerza, apuntó.
Explosión social en Perú
La destitución de Castillo provocó la explosión social del país, en particular en el sur andino y en algunos departamentos del norte, como Cajamarca.
Hasta el momento se reportaron más de 20 muertos, cientos de heridos, abusos policiales. El gobierno declaró el estado de emergencia para asustar, reprimir, matar y no para traer orden ni calmar la situación.
Al evaluar la última intervención de Castillo, al experto le pareció desesperada y “traída por los pelos”, pues la derecha en su tercer intento de vacancia no tenía los dos tercios de la cámara para lograrlo.
Castillo no tenía poder real en el país. Fue detenido por la policía. Nunca un golpe de Estado fue realizado por la fuerza policial. La primera experiencia es en Perú. Todo fue una sorpresa muy grande, con una consecuencia política complicada, señaló.
Sobre el papel de Estados Unidos en el golpe, Lynch expresó no tener evidencia o información sobre actividades directas o importantes de la inteligencia estadounidense en el terreno.
Sin embargo, la reunión de la embajadora de Estados Unidos en Lima con sus homólogos europeos para respaldar a Dina Boluarte pudiera explicar tal complicidad, comentó.
A su parecer, la desesperación e impericia política de Castillo lo llevó a cometer errores aprovechados por sus adversarios.
Reacción popular
Las manifestaciones de la ciudadanía y los movimientos sociales no se hicieron esperar. Dieciocho de los 25 departamentos o regiones del país estallaron contra la destitución del presidente electo.
En opinión del exembajador, la reacción popular sorprendió a la derecha, al punto de operarse modificaciones en el discurso de la derecha, y en particular en voz de la mandataria de facto.
Primero, Boluarte manifestó su intención de completar el período de mandato de Castillo hasta el 2026. Después lo redujo hasta el 2024 y ante la intensificación de las protestas trata de negociar elecciones anticipadas y reformar la constitución para diciembre de 2023, dijo.
En estas circunstancias, Lynch no descarta un acuerdo para modificar la constitución y adelantar las elecciones. Pero para él lo más importante es no bajar de la agenda política de las masas la campaña por una nueva constituyente.
Esa bandera será la variable de control que permita a las fuerzas progresistas buscar una salida democrática lo antes posible, subrayó.
Sobre la demanda popular de la salida de Boluarte del poder, el experto considera pertinente negociar una transición.
El actual presidente del Congreso es un general del Ejército de la División de Fuerzas Especiales, dirigió el asalto a la embajada de Japón en el Perú hace 25 años. No es bueno que el país quede en esas manos, indicó.