Inestimables las pérdidas al patrimonio cultural de Brasil
Las sedes gubernamentales atacadas por radicales bolsonaristas el pasado 8 de enero, albergaban una rica colección de arte y algunas piezas sufrieron daños irreparables y no podrán restaurarse, lamentó el periodista italiano, Stefano Marchi.
El reciente asalto a los edificios del Congreso Nacional, la Presidencia y el Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil es un acto totalmente ajeno a la legalidad, la democracia y la civilización, afirmó Stefano Marchi, periodista italiano de larga trayectoria internacional y autor de la monografía digital multilingüe Las huellas de Oscar Niemeyer en Brasil.
En declaraciones exclusivas para Al Mayadeen Español, Marchi reveló los daños a las obras de arte causados por los manifestantes bolsonaristas al irrumpir de manera irracional en las sedes de los tres Poderes de Brasil.
Son numerosas las obras de arte perjudicadas, algunas de ellas con un valor inestimable, afirmó el periodista.
Los edificios asaltados los diseñó el famoso arquitecto brasileño, Oscar Niemeyer, y forman parte de un patrimonio mundial cultural declarado por la UNESCO, recordó.
Por fortuna las edificaciones solo sufrieron quiebres de vidrio o espejos, detalló Stefano.
Las afectaciones más graves están en famosas pinturas, esculturas y otras obras de arte situadas dentro de esos edificios institucionales.
Esas sedes gubernamentales albergaban una rica colección de arte y algunas piezas sufrieron daños irreparables y no podrán restaurarse, lamentó.
Entre las obras destrozadas y sin posibilidad de reparación está un reloj de péndulo del Siglo 17 elaborado por el artista francés Baltazar Martinou, quien trabajó para el Rey Luis XIV.
Décadas más tarde la corte francesa donó la pieza al rey de Portugal Joao VI y también emperador de Brasil, quien la llevó al país a inicios del siglo XIX, relató el periodista.
Este reloj está ubicado en la tercera planta del Palacio de Planalto, piso que también alberga el despacho del presidente de Brasil.
Ese mismo espacio se ubica un cuadro pintado en 1962 por el artista brasileño Emiliano Augusto Cavalcanti y valorado en al menos un millón y medio de dólares, pero posiblemente cinco veces más elevado.
A la obra, “Las Mulatas”, los radicales le propinaros siete cortes en el lienzo y quedó gravemente afectada, explicó Stefano.
Igualmente, una escultura de granito del brasileño Alfredo Ceschiatti en 1962, ubicada delante del Supremo Tribunal Federal, quedó salpicada por los manifestantes.
Dentro del Palacio del Congreso quebraron un vaso donado por China en 2008 y estropearon una pared decorada por el brasileño Athos Bulcão hace 50 años a petición del propio Oscar Niemeyer, puntualizó Stefano.
Paradójicamente en el Palacio de Planalto los manifestantes rompieron un cuadro donde está pintada aquella misma bandera de Brasil que llevaron por encima de sus espaldas o en sus camisetas.
La pérdida de esta colección artística es borrar un capítulo importante de la historia nacional de Brasil, lamentó el italiano.