El presidente ucraniano Volodymir Zelensky rehén de Estados Unidos
De acuerdo con un análisis del periodista Finian Cunningham, la visita del jefe de la CIA, William Burns, a Kiev, en un viaje secreto en enero del año pasado advirtió al presidente ucraniano de que su vida corría peligro de asesinato, y según el experto no precisamente de Rusia.
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El presidente ucraniano Volodymir Zelensky, rehén de Estados Unidos.
El presidente de Ucrania, Volodymir Zelensky, es rehén de las amenazas de Estados Unidos para que acompañe sin chistar los planes de Washington contra Rusia y llevar la guerra a los máximos extremos, comentó el periodista y editor Finian Cunningham.
Mediante un análisis en la publicación digital Strategic Culture, Cunningham abordó la visita del jefe de la CIA William Burns a Kiev, en un viaje secreto en enero del año pasado para advertir al presidente ucraniano que su vida corría peligro de asesinato, y según el comunicador no precisamente de Rusia.
Pero la amenaza no venía de Moscú, sino de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, la que se ha destacado en deshacerse de títeres estadounidenses a lo largo de los años si se volvían incómodos, alertó Burns.
De hecho, como ilustra el asesinato de John F. Kennedy en Dallas, Texas, en 1963, la agencia es capaz de cargarse a los presidentes de su propio país si se ponen incómodos, indicó Cunningham.
El elegante diplomático Burns que anteriormente fue embajador de Estados Unidos en Rusia (2005-2008), sería demasiado gentil para pronunciar las vulgares palabras: "Os vamos a matar". No, a Zelensky le habrían dicho: "Lamentablemente, es posible que no podamos protegerte".
La destrucción de Ucrania que Zelensky permite es la acción de un hombre que recibe lucrativos sobornos, además de vivir bajo la sombra del asesinato, la cual se proyecta desde Washington y Langley, no desde Moscú, subraya el columnista.
La reunión clandestina se produjo sólo unas semanas antes de que Rusia lanzara su operación militar en Ucrania.
Un nuevo libro, que parece contar con la ayuda de fuentes internas de los servicios de inteligencia estadounidenses, afirma que Burns fue enviado por orden del presidente Joe Biden para dar un "golpe de realidad" al ucraniano.
Se dice que el impacto de la sesión informativa de alto secreto tuvo un "efecto aleccionador" en el hombre de Kiev. En términos menos educados, se cagó en los pantalones.
Sin embargo, plantea Cunningham, surgen algunas preguntas que los medios de comunicación occidentales, como de costumbre, no se plantean. ¿Por qué se consideró necesario que Burns realizara un vuelo largo y secreto a Kiev para informar a Zelensky de una supuesta amenaza de asesinato rusa? ¿Por qué no podía el director de la CIA haber informado al dirigente ucraniano sobre el peligro en una llamada telefónica con una línea segura?
El hecho de que Burns tuviera que reunirse con el mandatario del país eslavo en persona sugiere que el jefe del espionaje norteño quería transmitir otro mensaje no comunicado, uno que sólo escucharía el ucraniano y que no podía ser grabado a ningún precio.
Si los rusos quisieran matar al Jefe de Estado, seguramente ya lo habrían hecho durante los casi 11 meses de sangriento conflicto y dada la evidente capacidad de los misiles rusos para alcanzar cualquier lugar de Ucrania.
Al parecer, el jefe de la CIA fue enviado para informar que las tropas rusas estaban a punto de cruzar la frontera con la región oriental de Donbas. Esta afirmación implica que Zelensky era complaciente o no creía en la amenaza rusa.
Explica el informe de Strategic Culture que tras ser elegido, el cómico reconvertido en político pronto olvidó sus promesas de paz al electorado con un poco de ayuda de las amenazas de asesinato por parte de los paramilitares neonazis entrenados por la CIA. Rápidamente pasó de paloma a halcón como un actor profesional al que le entregan un nuevo guión.
Parece más plausible que William Burns apareciera de repente en Kiev para maximizar la intimidación. Washington quería que su guerra por poderes contra Rusia siguiera adelante por razones geopolíticas de mayor calado, como preservar la hegemonía unipolar y aislar a Europa de la energía rusa, y los estadounidenses no querían que su marioneta en Kiev lo echara a perder huyendo despavoridos en el momento vital, explica el informe de Cunningham.
Recuérdese también que en abril -dos meses después de que estallara el conflicto- hubo propuestas de paz de Kiev a Moscú. Esa incipiente diplomacia fue rápidamente echada por tierra por los pagadores estadounidenses, que utilizaron al primer ministro británico Boris Johnson como informante en una visita sospechosamente programada a la capital ucraniana. Parece que el patrón de Zelensky ha sido el de necesitar un poco de aire fresco de vez en cuando.
"Lamentablemente, es posible que no podamos protegerte", dijo Burn, si pero de quien, de los propios intereses de Estados Unidos. La sombra se proyecta desde Washington y Langley, no desde Moscú.