Linda Matar, ícono de lucha por la causa de la Mujer
Activista de la Liga para los Derechos de la Mujer Libanesa a principios de los años cincuenta, luchadora incansable por las causas justas, Linda partió pero dejó su legado.
Linda Matar, nacida en el centro de Beirut, se incorporó a las luchas emancipatorias desde muy joven. Castigada por la pobreza, se vio obligada a dejar sus estudios para trabajar como obrera en una fábrica textil, donde se unió como activista a la Liga para los Derechos de la Mujer Libanesa a principios de los años cincuenta.
En Beirut, Matar y la Liga fueron un refugio para las mujeres que buscaban la libertad, la independencia económica y el respeto a sus derechos civiles, sociales y políticos. Sus luchas no solo se concentraron en los derechos de la mujer, sino comprendió que el esfuerzo incluía a los hombres explotados, víctimas también de las normas patriarcales impuestas por los regímenes opresores.
A lo largo de sus noventa y ocho años, ofreció paz, seguridad y confianza conjugada con la igualdad de género, los valores sociales y la doctrina patriótica de la nación.
Wafica Ibrahim, una de las mujeres formadas por Linda Matar en la Liga, hasta que pasó a ser secretaria de Relaciones Exteriores, y luego su mano derecha en la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDIM), dijo en su entrevista con Al-Akhbar, que su gran maestra y guía era “mucho más que una asociación de mujeres, era pionera de la lucha feminista y nacional, que llegó con amor y prestigio a las cuatro latitudes del mundo”.
En la FDIM, Matar ocupó el cargo de coordinadora para la región árabe durante casi 40 años. Siempre fue homenajeada y respetada por sus homólogas en el mundo, gracias a su trayectoria y esfuerzo, junto a su gran amiga, la presidenta eterna de la Federación de Mujeres Cubanas, Vilma Espín, dijo Ibrahim.
Además, ambas ayudaron a mantener y salvaguardar la FDIM después de la caída de la Unión Soviética y tras el desmembramiento del campo socialista de Europa del Este. En aquel contexto, ayudaron a consolidar la unidad de las organizaciones por los derechos de la mujer de los países del sur.
A pesar de su renuncia a la presidencia de la Liga para los Derechos de la Mujer Libanesa en 1996 después de casi 30 años en el cargo, las militantes mantuvieron a su ícono y guía presente en las tareas diarias y estratégicas.
Linda Matar partió físicamente de este mundo llevando consigo las preocupaciones de su patria, como lo hizo al inicio de su vida de lucha en asociaciones, instituciones y actividades, especialmente en su organización para los Derechos de la Mujer Libanesa.
Su impronta también está presente en el Consejo Femenino Libanés, que agrupa a todas las organizaciones de mujeres del país y que presidió desde 1996 hasta el 2000.
En su larga vida, Linda se distinguió por su constante lucha altruista, sus sacrificios, y por defender los derechos de la sociedad, especialmente en el ámbito femenino.
Su trayectoria se caracterizó por la constancia en la lucha, la humildad en el desempeño, el compromiso con el trabajo y la disciplina, por lo tanto mereció el amor y respeto de muchos, incluidos los que no estaban de acuerdo con su línea y afiliación política. Su prestigio llevó a catalogarla como la “roble izquierdista”.
Linda Matar, un nombre que se grabó en la memoria de cada mujer libanesa, árabe e internacional que la conoció, una gran mujer luchadora que nunca separó su batalla por la causa femenina, la de la patria y la del internacionalismo, no podrá ser olvidada.
¡Hasta siempre, Linda!