Lavrov y Pedersen analizan posibilidad de ayuda internacional a Siria
Ambos dirigentes discutieron en Moscú las tareas para movilizar la asistencia y propiciar el apoyo tras el devastador terremoto en la nación árabe.
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El ministro de exteriores de Rusia, Sergey Lavrov y el enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen (archivo).
El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov y el enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, discutieron en Moscú las tareas con vista a movilizar la asistencia internacional a Damasco, luego del devastador terremoto del pasado 6 de febrero.
Según una declaración de la cancillería rusa, ambas partes detalleron puntos de vista sobre la situación actual en la nación levantina.
Durante el intercambio, los titulares las tareas humanitarias urgentes, la ayuda para enfrentar las repercusiones del sismo, y el apoyo integral a todos los necesitados, sin discriminación, politización ni condiciones previas.
En la ocasión, Lavrov subrayó la importancia de coordinar y armonizar los esfuerzos de los organismos especializados de la ONU con Damasco, según lo estipulado en la Resolución "46/182" de la Asamblea General para el fortalecimiento de la asistencia humanitaria en situaciones de emergencia, así como respetar la soberanía del territorio, su independencia, unidad y seguridad.
Además, el jefe de la diplomacia rusa enfatizó la necesidad de levantar todas las sanciones unilaterales ilegales contra Siria, que impiden las actividades humanitarias y afectan negativamente la vida de los ciudadanos comunes.
Las dos partes discutieron también temas relacionados con el fortalecimiento del proceso político liderado e implementado por los propios sirios, con el apoyo del organismo multilateral.
En la madrugada del pasado lunes 6 de febrero, el movimiento telúrico de 7,7 en la escala de Richter sacudió el sur de Turquía y el norte de Siria, mientras las réplicas alcanzaron otros países de la región.
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La Organización Mundial de la Salud estimó que el número de personas afectadas es de unos 23 millones entre los dos países devastados.