El presidente estadounidense, Joe Biden, prorrogó por un año el régimen de sanciones impuestas a Rusia, bajo los pretextos de una supuesta injerencia de Moscú en los procesos electorales estadounidenses y su operación especial en Ucrania. 

Según la Casa Blanca, la Federación Rusa está involucrada en actividades dañinas contra el país norteamericano y menciona presuntos esfuerzos para obstruir resultados comiciales y socavar instituciones democráticas dentro del territorio y el de sus aliados y socios.

El Kremlin participa en actividades cibernéticas maliciosas contra Washington y viola principios bien establecidos del derecho internacional, incluida la integridad territorial de los estados, agregó la administración estadounidense.

Supuestamente, fomenta y utiliza la corrupción transnacional para influir en los gobiernos de otros países.

A juicio de Washington, las actividades dañinas del gobierno de Vladimir Putin en el extranjero representan una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional, la política exterior y la economía de su país.