Conflicto en Sudán allana el camino para posible intervención egipcia
La crisis en curso en Sudán constituye un desafío complejo para el gobierno egipcio, según un reporte difundido por el sitio web canadiense Monitor Geopolítico.
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Prosigue conflicto armado en Sudán.
El conflicto en Sudán allana el camino para una posible intervención militar de Egipto, en tanto representa un área de profundidad de seguridad estratégica.
Según un informe publicado en el sitio web canadiense Monitor Geopolítico, la actual crisis sudanesa constituye un desafío complejo para la economía egipcia, en paralelo con los factores externos relacionados con su política exterior, los cuales pudieran entrar en conflicto con los aliados regionales árabes y occidentales de El Cairo.
De acuerdo con el reporte, la situación en Sudán comenzó a afectar a países vecinos como Chad, República Centroafricana y Eritrea, debido a la enorme afluencia de migrantes, pero la amenaza a Egipto es mucho peor, pues en ese país residen más de cinco millones de sudaneses.
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El Estado egipcio también manifestó su temor por la activación de los grupos de traficantes y el aumento de los riesgos asociados con el terrorismo y la infiltración de bandas extremistas.
La publicación advirtió sobre las estrechas relaciones entre las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) y Etiopía, las cuales deben ser tratadas por El Cairo con cautela, y además recordó la importancia de Sudán como fuente estratégica para Egipto en materia de inversión y producción agrícola y animal.
Monitor Geopolítico arrojó luz sobre la fuerte presencia de los servicios militares y de inteligencia egipcios en la nación vecina y las posibles amenazas a su seguridad nacional como resultado de la ausencia de una fuerza "amiga" o de apoyo en Sudán.
Por otro lado, informó sobre las advertencias del mariscal de campo libio, Khalifa Haftar, a Egipto de no apoyar a las FAR, presuntas responsables del asesinato de un empleado de la embajada egipcia en Khartum.
A modo de conclusión, el sitio web observa en la crisis sudanesa una oportunidad de oro para que Egipto reconsidere su política externa con las potencias mundiales: Rusia y Estados Unidos.
