Más de 200 mil personas huyeron de Sudán durante el conflicto
Muchos de los desplazados llegan a zonas fronterizas remotas, donde los servicios y la infraestructura son escasos o inexistentes y hay una gran escasez de alimentos, alertó la ACNUR.
Unas 200 mil personas huyeron de los combates en Sudán y otros miles están desplazados dentro del propio país, afirmó la portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Olga Sarado.
Los desalojados llegan a zonas fronterizas remotas, donde los servicios y la infraestructura son escasos o inexistentes y existe una gran escasez de alimentos, detalló la funcionaria en conferencia de prensa desde Ginebra.
En ese sentido, alertó, la respuesta humanitaria es difícil y costosa.
Desde el comienzo de los cruentos enfrentamientos entre el Ejército sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), unos 90 mil refugiados sudaneses llegaron a la vecina Chad. De ellos, el 90 por ciento son niños y mujeres, víctimas de desnutrición severa.
Interrupción de las exportaciones profundiza la crisis humanitaria
El estallido de los combates en esa nación del este africano limitó las exportaciones de productos importantes, principalmente oro, sésamo, maní y carne.
La situación priva al país de la moneda fuerte necesaria para importar otros productos básicos, afirmó el ministro de Finanzas, Jibril Ibrahim.
Los enfrentamientos en la capital, Khartum, obligaron a cerrar aeropuertos y bancos, así como a cortar el suministro eléctrico a las empresas e interrumpir las labores del comercio.
Tras casi un mes de conflictos, las partes firmaron el jueves último la Declaración de Jeddah, en la cual acordaron respetar la soberanía del país, proteger los intereses de la ciudadanía, facilitar la salida segura de las zonas de hostilidades, abstenerse de cualquier ataque y reducir al mínimo los daños a las personas.
También establecieron el compromiso de resguardar todas las instalaciones privadas y públicas, no participar en desapariciones forzadas y detenciones arbitrarias y no utilizar a los civiles como escudos humanos, además de no violar el principio de la libertad de circulación.