Cuestiones regionales encabezan agenda de trabajo de Cumbre Árabe
A la cita participa el presidente sirio Bashar al-Assad después de 12 años de ausencia.
Después de más de una década de ausencia, el presidente de Siria, Bashar al-Assad, regresó a la Cumbre de la Liga Árabe en Jeddah, Arabia Saudita.
Riad restableció las relaciones diplomáticas con Damasco después de anunciar su acercamiento con Irán en marzo pasado.
Los líderes de Marruecos, Argelia, Omán, los Emiratos, Kuwait y Sudán no están presentes en la cita saudita.
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Sudán y Yemen en la agenda de la Cumbre
Además de la normalización de las relaciones con Siria, la agenda de trabajo tratará dos asuntos importantes: el conflicto en Sudán y Yemen.
Otros temas a examinar serán: la cuestión palestina, los acontecimientos en la Franja de Gaza y Cisjordania; así como el vacío presidencial en Líbano y el expediente de los refugiados.
Según el subsecretario general de Asuntos Políticos Internacionales de la Liga Árabe, Khaled Manzlawi, la reunión anual prestará atención al escenario mundial, en especial la guerra en Ucrania.
En su opinión, es necesario hacer hincapié en la urgencia de un consenso y solidaridad colectivos a partir del rediseño de los mapas de las relaciones internacionales.
Qatar pierde peso diplomático con el crecimiento de la influencia saudita
La bienvenida de la Liga Árabe al regreso del presidente sirio evidenció el revés a los esfuerzos de Qatar de convertirse en una voz diplomática con peso en el Medio Oriente, precisó Reuters.
A principio de este mes, Doha manifestó su oposición a normalizar las relaciones con el gobierno de Damasco, pero indicó no ser un obstáculo para la medida del organismo regional.
Para el director ejecutivo de Gulf State Analytics, Giorgio Cafiero, Riad utilizó su influencia para presionar a los estados miembros de la Liga Árabe para devolver a Siria a la entidad.
Qatar no quiere jugar ningún papel obstructivo y corre el riesgo de enojar al liderazgo en Riad y otras capitales árabes. ¿Cuánto tiempo puede mantener su posición? Doha es consciente de su pérdida, pero quiere ser el último país en normalizar las relaciones con Siria, apuntó.