A 23 años de la derrota israelí en Líbano, la ocupación es más débil
Hay una ecuación en la que todos están de acuerdo en "Israel", y es que tras su retirada del Líbano es mucho más débil que antes.
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Los partidarios de la decisión de retirada de "Israel" consideran un error fundamental la ocupación en el sur del Líbano desde la década de los 80 del siglo pasado.
La decisión israelí de retirarse del sur del Líbano en el año 2000 y sus repercusiones en la imagen, la fuerza y la disuasión de "Tel Aviv" es objeto de debate entre las distintas elites sionistas.
Hay una larga discusión entre ellos sobre la corrección del principio de la retirada del "pantano libanés", sobre todo porque el método y la imagen del repliegue y la confusión en su gestión la convirtieron en una completa derrota militar, política y moral.
Ese día, las escenas de la retirada del ejército de ocupación provocaron una ira y críticas generalizadas en los círculos israelíes, incluidos ciudadanos, profesionales de los medios y políticos, pues coincidió con el avance organizado del pueblo y las unidades de Hizbullah para liberar los sitios y fortificaciones en el sur.
Sin embargo, los partidarios de la huida consideran un error la permanencia de la ocupación en el sur del Líbano desde la década de los ochenta del siglo pasado, porque llevó al agotamiento del ejército sin siquiera lograr proteger los asentamientos en el norte de la Palestina ocupada.
En 1999, la retirada fue un eslogan electoral de Ehud Barak durante su campaña para primer ministro. En ese momento, prometió el retorno inmediato de las tropas sionistas de Líbano si ganaba las elecciones, y así ahorraría muertes y pérdidas a la sociedad.
Este paso vino en conjunto con la actividad de los movimientos sociales en el seno de la entidad ocupante, los cuales jugaron un importante papel público y mediático en este contexto, encabezados por el Movimiento de las Cuatro Madres, en la exigencia de la devolución de sus hijos capturados por la resistencia.
En un artículo escrito en 2004 sobre la retirada israelí de Líbano y su impacto en la relación entre los niveles político y militar, Barak advirtió al nivel político contra la asignación de tareas inaplicables al ejército, en referencia a la difícil realidad impuesta por la resistencia al ejército ocupante.
A pesar de ello, Barak no admitió la retirada de “Israel” fue bajo presión y la atribuyó a no permitir a Hizbullah ejercer una influencia local específica.
Otras calificaron el proceso de retirada como la Gran Evasión, en tanto mostró a “Israel” como traidor de sus clientes.
Estas opiniones vincularon la retirada con el surgimiento de la segunda Intifada palestina unos meses después. Por demás, esa situación permitió a la resistencia en la Franja de Gaza escalar niveles sin precedentes, al detonar artefactos explosivos con tanques israelíes y disparar cohetes.
La herida en la conciencia de los oficiales de ocupación en el 2000, como consecuencia de su humillante salida, fue reprendida por el escenario de la degradante retirada del ejército estadounidense de Afganistán en 2021, al dejar abandonados a su suerte a miles de agentes.
Para varios oficiales israelíes y profesionales de los medios de comunicación, la salida de Líbano condujo de una realidad compleja otras más complicada.
A juicio de Zeev Schiff, analista militar del periódico Haaretz, "la retirada no constituyó el final de este conflicto, pues el regreso de Hizbullah a sus actividades al sur de Líbano permitió la continuidad de sus operaciones de resistencia bajo cualquier pretexto posible”.
Por otro lado, para un amplio espectro de altos funcionarios y expertos israelíes, la retirada salvó a “Israel” de ahogarse en el lodo libanés y evitó pérdidas humanas insoportables a la luz de los cambios producidos en más de un nivel, y en particular por el desarrollo de las capacidades de Hizbullah.
Sin embargo, otros explicaron el actual desequilibrio de poder entre "Israel" y sus enemigos, y las múltiples decepciones cosechadas en todas las guerras y rondas de combate en el Líbano y la Franja de Gaza después del año 2000, como una de las consecuencias de la retirada del Líbano por la forma y circunstancias acompañantes.
El exjefe de Estado Mayor, Gabi Ashkenazi, al comentar la situación en el período posterior a la guerra del Líbano de 2006, dijo: “Israel” debe anotarse sobre sus enemigos una victoria que no puede interpretarse de manera inequívoca, porque Medio Oriente no ama a los vacilantes, ni tiene piedad de los compasivos y sólo aprecia a los vencedores”.
Tal vez el dicho de Ashkenazi resuena en la mente de los líderes políticos y militares en "Israel" en cada ronda posible o real de confrontación con la resistencia, para recordarles que su capacidad de decidir ya es cosa del pasado.
Cualquiera que sea el debate y las áreas de disparidad en la entidad de ocupación, a los 23 años de la huida de Líbano, hay una ecuación en la cual todos están de acuerdo: “Israel” es mucho más débil ahora antes, y eso la inquieta.