En un acto de crueldad extrema, las autoridades de ocupación israelíes obligaron a cinco familias jerosolimitanas a demoler sus propias viviendas en el barrio de Wadi Qaddum, localidad de Silwan, en la Jerusalén ocupada.

A pesar de los continuos esfuerzos parar evitar perder sus casas, las autoridades del régimen les exigieron además pagar una multa de 200 mil shekels, informaron los medios palestinos.

Aseem Burqan, una de las víctimas, confirmó que los dos edificios devastados albergaban a unas 30 personas, las cuales ahora están sin hogar.

Las fuerzas de ocupación israelíes aplican deliberadamente la política de demolición de casas, ya sea a través de sus propios mecanismos u obligando a los propietarios a destruirlas.

Esta práctica es una forma de castigo colectivo y, como tal, son ilegales según el derecho internacional.

Desde inicios del presente año, el régimen sionista arrasó once viviendas y una estructura agrícola bajo la justificación de que no contaban con un permiso legal de construcción otorgado por las autoridades de “Tel Aviv”.