Ecos de la Cumbre de París
El presidente de Francia, Enmanuel Macron, elogió el consenso logrado en cuanto a la necesidad de un Nuevo Pacto Financiero Mundial, y el reclamo de instrumentos globales más justos, con mayor acceso al dinero para enfrentar la crisis.
La Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Mundial, convocada por el presidente de Francia, Enmanuel Macron, reunió en París los días 22 y 23 de junio a mandatarios y delegaciones de unos 40 países de todos los continentes.
El principal propósito de la cita fue buscar soluciones financieras a metas globales interrelacionadas, como revertir la pobreza y las desigualdades, frenar las emisiones contaminantes al medio ambiente y proteger la naturaleza.
La prensa internacional valoró el consenso logrado en el evento en torno a la necesidad de reformar el sistema financiero mundial para hacerlo más justo e inclusivo, conclusión presentada por el presidente francés en la clausura de la cumbre.
El anfitrión catalogó la cita como un primer paso en el camino hacia nuevos instrumentos globales, más acceso al dinero para enfrentar la crisis y más reformas en las instituciones encargadas de hacer fluir esos fondos.
Macron insistió en eliminar la disyuntiva de elegir entre reducir la pobreza en una nación o enfrentar el cambio climático y sus consecuencias, pues al tratarse de una crisis “en cascada” lo adecuado es atenderla a la vez en todas sus expresiones.
Otros temas de consenso fueron el respeto a modelos diferentes de economía y sociedad como cuestión de soberanía y la urgencia de un mayor aporte del sector privado a la solución de las crisis colectivas.
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El gobernante galo destacó además la necesidad de establecer una nueva hoja de ruta para el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), entre otros mecanismos a revitalizar, y ajustarlos a la geopolítica de este siglo, pues muchos Estados no existían cuando esos organismos fueron creados y por tanto sus acciones no los representan.
Durante las jornadas de debate, varios presidentes reflexionaron sobre el trasfondo sistémico de los problemas que motivaron el encuentro y compartieron propuestas para comenzar a frenarlos y revertirlos, con énfasis en los países más vulnerables por razones sociopolíticas y geográficas.
Uno de los antecedentes del magno encuentro fue la llamada Iniciativa de Bridgetown, promovida por la primera ministra de Barbados, Mia Amor Mottley, desde la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), celebrada en Glasgow en 2021.
Mottley propuso entonces revisar el acuerdo Bretton Woods, inoperante en el actual siglo XXI, y crear condiciones para transformar la arquitectura financiera internacional, en función también de las necesidades de los países más vulnerables al cambio climático.
Esta semana, en París, Mottley reiteró su preocupación y demandó una transformación absoluta de ese sistema financiero mundial, no una simple reforma de instituciones existentes.
Para la dirigente barbadense, este es un momento de inflexión, y si se desea adelantar en el desarrollo de las naciones de menores ingresos, es necesario luchar contra la pobreza y, en paralelo, invertir en energía limpia.
En esa cuerda, el BM y otros organismos internacionales acordaron crear un sistema para suspender la devolución de la deuda pública de los países en situación de catástrofes naturales.
Aunque positiva, la medida es insuficiente, marcaron varias voces en el foro civil desarrollado en paralelo a la cumbre: en lugar de suspender, debieron eliminar los pagos, si de verdad pretenden revertir la pobreza, remarcaron varios activistas y organizaciones sociales.
El mercado y la crisis climática
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, propuso una reforma a la banca multilateral para activar un Plan Marshall mundial y facilitarles recursos a los países más necesitados para enfrentar la crisis climática.
Petro propuso diseñar, por medio del FMI, una gran emisión mundial de derechos especiales de giro, destinados al fondo del clima. Así liberarían espacios presupuestales en esas naciones dedicados a mitigar los problemas ambientales o impulsar adaptaciones.
Al respecto, puede contar como resultado la decisión del BM de financiar a países afectados por catástrofes naturales, y el anuncio del FMI de contar ya con los cien mil millones de dólares en derechos especiales de giro a disposición de países vulnerables, prometidos para el 2020.
Petro y otros oradores del evento insistieron en la necesidad de un mayor diálogo entre Norte y Sur, porque "el fin del planeta atañe a todos". Para el líder colombiano, las medidas propuestas por la Comisión Europea son demasiado dependientes de la empresa privada, entre ellas la tarificación de la contaminación.
Los mecanismos propios del mercado no van a resolver una crisis climática que el mismo sistema mercantil generó, advirtió el mandatario. Además, la inversión para combatirla supone cientos de miles de millones, y la lógica del capital se guía por una rentabilidad inmediata.
“No hay tiempo de hacer la guerra al capital, pero debemos admitir sus límites a la hora de solucionar los problemas actuales”, reflexionó.
También sugirió a las empresas privadas y transnacionales transitar a capitales limpios lo antes posible, porque el camino cierto de superación de la crisis implica desconectar las finanzas del capital fósil y conectarlas a un “capitalismo verde”.
En diálogo posterior con la prensa, calificó de “tímida” la acogida en la cumbre a su propuesta de cambiar la deuda de los países pobres por acciones a favor del mejoramiento climático, pero dijo estar dispuesto a reiterarla en futuros encuentros de líderes mundiales.
La desigualdad también mata
El presidente de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva, trajo a la Cumbre la preocupación por la falta de una "gobernanza mundial" para cumplir los acuerdos sobre clima y manejar las riquezas de todos.
Lula coincidió con otros mandatarios en cuanto a la inoperancia de instituciones creadas tras la Segunda Guerra Mundial, pues no responden a las aspiraciones actuales de los Estados y pueden incluso llevarlos a la quiebra, como casi ocurre a Argentina.
Más allá de la cuestión climática y económica, propuso una revisión de ese sistema de gobernanza, atendiendo a las fallas visibles en el Consejo de Seguridad y en la Asamblea de Naciones Unidas, que “fue capaz de crear el Estado de Israel en el 48, pero no es capaz de resolver el problema de la ocupación del Estado palestino".
Si el asunto de las desigualdades no está en el centro de las discusiones, seguiremos con millones de personas pasando hambre en el mundo, enfatizó el mandatario brasileño en su intervención.
Al repecto detalló hay muchos tipo de raseros para discriminar: género, origen, raza, salud, e insistió en la necesidad de dar la misma prioridad al tema y equipararlo al cambio climático, o "la gente continuará muriendo en el mundo".
Se o debate sobre a desigualdade não estiver no centro das discussões, seguiremos com milhões de pessoas passando fome no mundo. https://t.co/vS7NcOUZB7
— Lula (@LulaOficial) June 23, 2023
Un mérito de esta cumbre fue la decisión de discutir las aristas de la crisis de manera integrada, no aisladas en sus causas y consecuencias, lo cual permitió evaluar el panorama de forma más realista en cuanto a la interacción entre crisis climática, arbitrariedad del mercado, deuda externa, crisis sanitarias, inoperancia de las instituciones internacionales y urgencia de la transición energética, entre otras aristas.
La relación Norte-Sur volvió a la mesa de debate, esta vez con un reconocimiento de los problemas de ambos lados y la necesidad del trabajo mancomunado para resolver las crisis sin “exportarlas”.
No obstante, están por ver las concreciones de las decisiones y consensos alcanzados. Lejos está el mundo de contar con la sensibilidad necesaria en los países ricos para alejarse de las lógicas del lucro y la ganancia e intentar, de una vez, la salvación del planeta, meta imposible mientras no cambien las reglas del juego y el control del dinero.