El cráter Jezero, un lugar de interés para el róver Perseverance
La misión principal del róver Perseverance será la extracción de unas decenas de muestras seleccionadas con la ayuda de los instrumentos de abordo (cámaras, análisis espectroscópicos, etc.). Se podrá realizar un análisis mucho más preciso una vez que estén de regreso en la Tierra.
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El cráter Jezero, un lugar de interés para el róver Perseverance
El cráter bautizado como Jezero, de unos cincuenta kilómetros de diámetro, formado hace unos cuatro mil millones de años por el impacto de un meteorito, es el paisaje que el róver Perseverance va a recorrer durante los próximos años.
Hace unos tres mil millones de años, Marte tenía atmósfera y agua líquida. De hecho, este cráter era un lago. Quinientos millones de años más tarde, el agua comenzó a desaparecer y el lago se secó.
En la parte izquierda de la fotografía se pueden observar los meandros creados por un antiguo río imponente, de entre quinientos metros y un kilómetro de anchura. Este río transportó sedimentos que, al depositarse, modelaron un delta cuyo relieve en forma de abanico se aprecia en la entrada del lago.
Cuando se decidió enviar un róver a Marte, los investigadores e ingenieros apostaron por el interés científico de la zona y se encargaron de asegurar la viabilidad técnica de la aventura.
Ya se conocía Jezero de misiones anteriores (este cráter había sido seleccionado y, luego, descartado como lugar de aterrizaje del Curiosity), y como la divisa principal de la misión es «seguir el agua», el elemento indispensable para toda forma de vida conocida; la elección de un antiguo lago provisto de un delta que un antiguo río creó satisface este objetivo.
Este enclave también va a permitir la realización de estudios geológicos y aprender más sobre la evolución de Marte.
En esa área, el róver podrá explorar el fondo del lago, el delta e incluso las zonas menos afectadas por el impacto.
En el caso de Jezero, la presencia de arcilla en el delta ofrece ventajas adicionales, pues esa estructura tiene la capacidad de absorber materia orgánica.
Si hay restos fósiles de vida o, al menos, de moléculas que hubieran podido actuar como precursoras de la misma, existe una posibilidad de detectarlos en la arcilla o en las rocas cercanas.