Datan en Argentina las pinturas más antiguas de Sudamérica
Un equipo multidisciplinario fechó las imágenes halladas en Cueva Huenul (Neuquén): la más antigua tiene ocho mil 200 años.
La Cueva Huenul, en la provincia Neuquén, Argentina, archiva información sobre el pasado: restos de animales extintos, vegetación, pigmentos y artefactos decorados desde hace miles de años.
Estos vestigios conforman las pinturas rupestres más antiguas de Sudamérica fechadas hasta el momento, publicó la revista Science Advances.
Una de las obras más antiguas encontradas cuenta con ocho mil 200 años, mientras la más cercana al presente es de hace cinco mil.
De acuerdo con los expertos, la distancia entre una imagen y otra, teniendo en cuenta su similitud, demuestra la intencionalidad de sostener en el tiempo, generación tras generación, esta práctica particular.
Además de los trazos, el equipo de trabajo encontró un manojo de ramas teñidas de ocre, única evidencia asignable al Holoceno medio (hace 11 mil 700 años antes del 2000).
“Había, evidentemente en ese momento, una intención de marcar el lugar con imágenes y colores. Ambos son elementos que vehiculizan la comunicación de información en múltiples escalas espaciales y temporales”, explicó Guadalupe Romero Villanueva, del Instituto Nacional de Antropología.
El líder del proyecto y profesor en el Instituto Interdisciplinario de Ciencias Básicas, Ramiro Barberena, destacó el carácter multidisciplinar de la investigación al combinar información climática, demográfica y arqueológica.
Utilizaron una base de datos publicada de todas las fechas radiocarbónicas para estimar la cantidad de personas que habitaron la región a lo largo del tiempo.
Los rastros descubiertos revelaron estrategias de supervivencia adaptadas a las condiciones hostiles del entorno.
Hace ocho mil 200 años atrás hubo un período de extrema aridez en la Patagonia que impactó sensiblemente en la disponibilidad de algunos recursos clave para los grupos de cazadores recolectores de la región, como el agua y la vegetación.
Durante ese contexto, el arte desempeñó un rol clave en la construcción de resiliencia humana al permitir la acumulación de conocimiento.