Tabaco de Cuba: un vínculo entre el arte y la nacionalidad
Pocos conocen el vínculo entre esa industria y las artes plásticas antillanas, en particular el desarrollo de la técnica litográfica.
Si una persona se detiene a leer las noticias sobre el más reciente Festival del Habano en Cuba, encontrará la importancia de ese evento para la economía de la isla o temas relacionados con productores y profesionales del sector.
No obstante, pocos conocen el vínculo entre esa industria y las artes plásticas antillanas, en particular el desarrollo de la técnica litográfica.
Durante el siglo XIX, los fabricantes de tabaco buscaban distintas formas de combatir el fraude, y de ahí surgieron vistosas y coloridas estampas.
Como el grabado en piedra era capaz de producir impresiones de calidad a un precio muy competitivo, ambos factores impulsaron la creación de las imágenes.
Muchos fueron los estilos practicados por sus autores en dependencia de la etapa y las influencias: romanticismo, art nouveau, eclecticismo y art déco.
Las piedras litográficas y las marquillas ostentaron la belleza femenina; extensiva a las pinturas sobre el lienzo donde la mujer era una parte fundamental.
El ilustrador español Víctor Patricio Landaluze mostró en sus creaciones fiestas afrocubanas, retratos de patriotas y la fachada de pequeños negocios.
Todas estas escenas costumbristas, alusivas también a personajes históricos, ciudades y santidades constituyeron fiel testimonio gráfico de la nación.
Más tarde, el artista Armando Menocal presentaría Las despalilladoras, donde representaba a las trabajadoras en actividades del oficio.
Otro creador del archipiélago caribeño, Eduardo Abela, en su óleo denominado Guajiros, retrató a un grupo de campesinos fumando puros.
Hoy día, en Cuba destaca el reconocido "pintor del tabaco", el hábil Milton Bernal, único en el mundo que emplea la técnica de óleo sobre papel artesanal con incrustaciones en las hojas de ese producto.
Sus representaciones recogen la historia de la humanidad mediante personajes vinculados a los pueblos originarios, la cultura y la política.
Mientras tanto, la siembra prospera en gran parte de la mitad occidental de la nación, y sobre todo en la provincia de Pinar del Río, hogar del mejor tabaco del mundo.