Un tesoro submarino crece en las aguas de Granada, en el Caribe
Una plataforma artística acoge a corales y otras especies afectadas tras el paso del huracán Iván en 2004.
Frente a la costa oeste de Granada, en la Reserva Marina Molinere-Beauséjour, está el Parque de Esculturas Subacuáticas Molinere. Nadar entre sus aguas es vivir agradecidos minutos de antiestrés: he ahí un lugar del océano lleno de obras sumergidas en sus profundidades.
Según dicen, el ecosistema quedó destruido en 2004, tras el paso del huracán Iván, y como medida para revitalizar la flora y fauna, surgieron estos diseños de la mano del artista británico Jason deCaires Taylor.
Junto a él, autores locales pasaron horas trabajando en acero inoxidable y materiales neutros para crear una plataforma estable y duradera.
El resultado es evidente, desde los corales adheridos a las más de cien piezas artísticas, hasta los pulpos y langostas que viven en sus orificios.
Una visita guiada por el sitio nos lleva a bucear por esculturas como El corresponsal, la representación de un periodista frente a su máquina de escribir, eternamente atado al suelo.
También motivan las imágenes de una mesa con un plato de fruta, colocado como si estuviera listo para ser recogido.
Quizás el conjunto más destacado sea Vicisitudes, que muestra un círculo de niños con los ojos cerrados y tomados de la mano en medio de la adversidad.
Como parte de sus últimas adquisiciones, diversos autores incluyeron una serie basada en Spicemas, el carnaval de Granada con emblemáticos mascareros como el "Jab Jab", símbolo de la libertad.
Todos son nobles regalos del arte a la naturaleza, justo cuando ella se revela una y otra vez en tiempos difíciles.