Documental revela los secretos del ejército de Nelson Mandela
Eran negros, eran blancos, eran extranjeros, eran jóvenes, eran niños, eran personas mayores, todos unidos en la resistencia.
Hay una cámara que muestra esta imagen: un campo abierto, un desfile militar, y dentro del desfile, una danza contra el Apartheid. Los primeros movimientos son gritos de lucha. Después, los compases hacen crujir la tierra.
Pareciera que fue ayer, pero ya pasaron muchos bailes desde aquellos llamados a la guerra, tantos que un documental titulado MK, el ejército secreto de Mandela narra esta historia del ala militar del Congreso Nacional Africano.
La directora del audiovisual, la franco-camerunesa Osvalde Lewat, hilvanó los testimonios de los veteranos del llamado cuerpo Umkhonto we Sizwe, con las imágenes (casi perdidas) de las áreas de preparación en diversos países.
Eran negros, eran blancos, eran extranjeros, eran jóvenes, eran niños, eran personas mayores, todos unidos en la resistencia.
“Teníamos dos opciones: someternos o luchar… Someternos o morir”, dijo el entrevistado Zola Maseko en un fragmento del largometraje.
Aprendieron tácticas de guerrilla, topografía, trabajos con explosivos, y colaboraron en la logística, el traslado de personas o en operaciones especiales.
Muchos interpretaron músicas, bailes y poesías llevadas por la magia de la radio hasta los barrios más pobres de su nación, e inspiraron así a nuevos reclutas.
Lewat enfrentó dificultades para dialogar con los veteranos; el olvido a sus acciones los dejó viviendo en la pobreza, en la adicción o en el sufrimiento.
Su historia comenzó en 1961, cuando el régimen segregacionista cometió una masacre en Sharpeville contra personas que protestaban pacíficamente.
Como respuesta, Nelson Mandela reunió a miles de personas para la lucha. Algunos de ellos sacrificaron su vida, incluso durante los años del líder en prisión.
El proceso de decadencia y caída del Apartheid entró en la conciencia occidental después de años de batalla, y para justificar la derrota, ocultaron la labor militar del líder y de quienes pelaron por una nación que soñaban.
La propia cineasta afirmó: “Es difícil recordar que esta (victoria) se logró a costa de miles de vidas perdidas; pero es esencial pensar que no fue solo el buen Occidente (mediante la acción del embargo) la que de repente despertó”.
Ahora, auscultando el sonido de las batallas, por los que estuvieron y los que ya no volverán, Osvalde Lewat construye un paisaje de la memoria.