A sus 87 años, el cubano Francisco Ramírez Rojas se mueve en un bohío que parece sostenerse por el calor de la tierra. Camina entre cuevas y ceibas, y presume gloriosamente de su herencia aborigen. 

Un reciente estudio, ahora premiado por la Academia de Ciencia de la isla, confirmó el vínculo entre este poblador y la comunidad precolombina taína. 

Como él, los miembros de otras 27 familias en distintos sitios del oriente del país presentaron una proporción de genes ancestrales. 

La investigación, de cinco años de trabajo, sumó estudios etnográficos, históricos, fotográficos y test de ADN. 

Todas las pruebas realizadas a 91 personas revelaron ancestros originarios femeninos y antepasados masculinos europeos y africanos. 

Sus rasgos físicos evidenciaron este componente nativo y también tradiciones como elaborar casabe (tortas de pan ácimo), usar la coa (herramienta agrícola), cultivar tabaco cimarrón y celebrar ritos religiosos propios.

El Premio Ciencias Sociales y Humanísticas 2023 otorgado recientemente distinguió la autenticidad de los participantes. 

Cuba pasó de unos 112 mil pobladores a la llegada de Cristóbal Colón a apenas entre tres mil y cinco mil un quinquenio después, debido a la combinación del esclavismo, la brutalidad de los conquistadores y las nuevas enfermedades. 

Durante años, los registros de la nación antillana hablaron de un exterminio total de ese componente, al no contar con comunidades aisladas.