ADN: la carrera para extender la juventud
Estudios realizan el análisis de longevidad en la ballena boreal, un mamífero marino capaz de vivir más de 200 años manteniendo estabilidad en sus patrones de metilación.
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ADN: la carrera para extender la juventud. Foto: Unsplash.
La ciencia comenzó a descifrar uno de los misterios más profundos: los límites de la vida humana.
Investigaciones recientes sugieren que nuestro ADN contiene marcas epigenéticas que establecen un umbral de longevidad cercano a los 118 años.
¿Qué es el ADN?
En esencia, es el manual de instrucciones biológico que contiene toda la información genética necesaria para que un organismo se desarrolle y funcione.
Cada célula de nuestro cuerpo alberga una copia de este manual, que dicta desde el color de nuestros ojos hasta nuestra predisposición a ciertas enfermedades. Es el código fundamental de la vida.
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¿De qué está formado el ADN?
Visualmente, se asemeja a una escalera de caracol, una estructura conocida como doble hélice. ¿De qué está formado el ADN? Sus componentes son relativamente simples: dos largas cadenas compuestas por unidades más pequeñas llamadas nucleótidos.
Cada nucleótido contiene tres partes: un grupo fosfato, una molécula de azúcar (desoxirribosa) y una base nitrogenada.
Son estas cuatro bases —adenina (A), guanina (G), citosina (C) y timina (T)— las que, en su secuencia, escriben las instrucciones de nuestro manual genético.
Mecanismos epigenéticos del ADN en el envejecimiento
El manual de instrucciones genéticas no es estático. A lo largo de la vida, sufre modificaciones químicas que no alteran la secuencia del ADN, pero sí regulan qué genes se “encienden” o se “apagan”.
Un estudio liderado por el Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras y la Universidad de Oviedo fue pionero en demostrar cómo el desorden en estos patrones de metilación —un concepto que denominan “entropía epigenética”— está directamente relacionado con el proceso de envejecimiento.
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Entropía de la metilación del ADN
La entropía, un término tomado de la física que describe el grado de desorden en un sistema, se aplica aquí a la biología molecular.
Con el paso del tiempo, las marcas de metilación que regulan nuestros genes pierden su orden y precisión originales.
Un alto nivel de entropía se correlaciona con un envejecimiento acelerado y una mayor vulnerabilidad a enfermedades, mientras un bajo nivel de desorden se asocia con una vida más larga y saludable.
Comparación entre especies longevas como la ballena boreal
La evidencia se vuelve aún más sólida al mirar a otros reinos. Especies de vida excepcionalmente larga, como las tortugas gigantes o las ballenas, presentan niveles de entropía epigenética notablemente bajos.
El caso más asombroso es el de la ballena boreal (Balaena mysticetus), un mamífero marino capaz de vivir más de 200 años manteniendo una sorprendente estabilidad en sus patrones de metilación.
Su hallazgo sugiere que la longevidad no depende solo de los genes que tenemos, sino de la capacidad de nuestro organismo para preservar el orden en su regulación a lo largo del tiempo.
El estudio sugiere que las ballenas boreales eran capaces de reparar sus células mejor que los humanos, lo que permitía que su ADN permaneciera intacto durante un período de tiempo más prolongado.
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Fármacos actuales en ensayos clínicos
Actualmente, varios fármacos están en el punto de mira. La metformina, un medicamento común para la diabetes, demostraron en ensayos con primates que puede rejuvenecer los marcadores epigenéticos del envejecimiento.
En otra línea de investigación, la eliminación de la proteína IL-11 en ratones logró revertir la fibrosis en órganos vitales como el riñón y el hígado, un proceso directamente ligado al envejecimiento.
Estudios y supercentenarios
El caso de María Branyas Morera, nacida en 1907 y fallecida a los 117 años, ofrece un contrapunto humano a los datos moleculares.
Residente en Cataluña, su longevidad atrajo la atención de la ciencia. Un equipo de investigadores, liderado por el científico Manel Esteller, estudió sus muestras biológicas para desentrañar los secretos de su resiliencia.
Más allá de los evidente, los hallazgos apuntan a otro factor clave: un ecosistema interno, su microbiota, que desafía el paso del tiempo. Su historia no es solo una anécdota, sino una valiosa fuente de datos sobre el envejecimiento.
Al Mayadeen Español