Cientos de globos llenan el cielo en el Festival Europeo de Barcelona
Los visitantes hacen un alto tras meses de trabajo y se oxigenan con la magia que provocan estos aerostáticos.
Desde que a finales de la década de 1990, la comuna de Anoia, en Igualada, Barcelona, celebró el Festival Europeo del Globo, más de 25 mil personas se reúnen allí cada año.
Muchos de ellos hacen un alto tras meses de trabajo y se oxigenan con la magia que provocan estos aerostáticos.
A mediados de julio, trascienden los vuelos de las creaciones y las competencias en la mañana y al final de la tarde.
Como parte del gran festejo, también predominan los talleres o charlas realizados dentro de los Iglús de Vent o telas recicladas.
La más privilegiada de las jornadas llega con la Les Nits de Llum, traducida como "noches de luz", donde una selección de globos ilumina el cielo nocturno.
Este año, los organizadores presentaron el Near Spacecraft, un equipo con cabina cerrada capaz de alcanzar los 19 mil 812 kilómetros, casi 10 mil veces la altura de uno tradicional.
Los globos aerostáticos utilizan calor para que el aire en su interior sea más ligero que el aire exterior y esto les permite elevarse.
Para su funcionamiento, utilizan un pequeño ventilador que sopla aire caliente. Después, el gas se enfría, y este proceso permite el descenso a la Tierra.