Battir, un pueblo patrimonio resiste a la ocupación de "Israel"
Un plan reclama más de 60,70 kilómetros cuadrados en un área protegida por la Unesco.
De un lado tiene casas tradicionales y del otro los cultivos construidos durante milenios por las palas de los campesinos. Es hogar para muchos, material de estudio para los arqueólogos y Patrimonio de la Humanidad… Así, el pueblo de Battir se alza único en Belén, al sur de la Jerusalén ocupada, en Palestina.
Sin embargo, la reciente aprobación de un asentamiento de colonos en este territorio por parte de las autoridades de “Israel” indigna a sus habitantes.
El plan reclama más de 150 acres (60,70 kilómetros cuadrados) en un área protegida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
El plan reclama más de 150 acres (60,70 kilómetros cuadrados) en un área protegida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
— Al Mayadeen Español (@almayadeen_es) August 23, 2024
“Tel Aviv” firmó las convenciones del organismo, a pesar de haber abandonado la institución en 2019,… pic.twitter.com/LBMiFpShNr
“Tel Aviv” firmó las convenciones del organismo, a pesar de haber abandonado la institución en 2019, tras acusarla de minimizar los vínculos judíos con las tierras ocupadas.
De manera similar, mostró su negativa a la aceptación de la nación levantina como estado miembro de la Unesco en 2011.
Tierra sagrada
Los nacidos en Battir construyeron su identidad desde hace siglos. Las evidencias están muy bien delineadas en las raíces cananeas de los canales de riego.
Su geografía resulta otro de sus grandes atractivos. Estar al pie de una colina, con ocho manantiales entre sus rocas y la policromía de las terrazas romanas mantenidas por los campesinos, es todo un privilegio.
También lo es el aroma de la menta y albahaca que emanan entre las piedras y el sabor de una berenjena tradicional, llamada de manera homónima a la aldea.
Allí, bien preservadas, están las escaleras antiquísimas que transportan a los visitantes del pueblo de un lugar a otro sin sentirse cansados.
Y, junto a todo esto, se conservan las casas, que parecen castillos, y santuarios religiosos, como el de Abu al-Yazid.
Los trenes de Hejaz añaden otro significado al pueblo. Según cuentan, durante la Nakba, el avance de las tropas israelíes en 1948, uno de los líderes de la aldea, Hassan Mustafa, negó aislar el terreno detrás del ferrocarril.
Un año después, el acuerdo que puso fin Mandato Británico, agregó un anexo y estipuló que ese fragmento no sería separado.
Plémica constante
El sionismo, en repetidas ocasiones, intentó construir su colonia en Battir, tantas, que llevó a la comunidad a tres juicios para defender sus derechos.
No obstante, debido al actual genocidio perpetrado por el gobierno de Benjamin Netanyahu, las audiencias para el caso de la localidad podrían posponerse.
A sus 83 años, el residente Alian Alian afirmó con orgullo: “Soy mayor que el Estado de ´Israel´. Planté hasta que produjo árboles frutales”.
La construcción aislaría las aldeas vecinas, y fragmentaría la conexión con Belén y el resto de la Cisjordania usurpada.
Pero los moradores de estas tierras prometen cuidar de su sitio, hogar para algunos, material de estudio para otros y Patrimonio para la Humanidad toda. Así, el pueblo de Battir se alza único en Belén, Palestina.