La focaccia, tradición culinaria neolítica de nueve mil años
Este pan plano se cocinó por primera vez hace nueve mil años en el Mediterráneo Oriental.
La focaccia perfecta, la focaccia casera, de verduras, de queso, de carne… Recetas para crear este famoso plato hay decenas en libros o Internet.
Sin embargo, pocos saben que este pan plano, cubierto de hierbas, se cocinó por primera vez hace nueve mil años en el Mediterráneo Oriental.
Un trabajo liderado por investigadores de universidades de Europa señaló que durante el Neolítico Superior, entre el 7000 y el 5000 mil antes de Cristo, las comunidades agrícolas de la región desarrollaron una compleja tradición.
Esta práctica incluyó el horneado de grandes hogazas de pan y focaccias de diferentes sabores en recipientes especiales conocidos por los arqueólogos como “bandejas descascarilladas”.
Durante un estudio publicado en la revista Scientific Reports, los expertos explicaron que esos soportes eran vasijas con una gran base ovalada y paredes bajas, fabricadas con arcilla tosca.
Su diferencia con las cubetas comunes es su superficie interna, marcada con impresiones o incisiones dispuestas de forma repetitiva y regular.
Los análisis investigaciones sugirieron que grandes panes hechos con agua y harina eran colocados en hornos abovedados durante aproximadamente dos horas a una temperatura inicial de 420 grados Celsius.
Además, del gran tamaño de los alimentos, de aproximadamente tres kilogramos, sugería que estaban destinados al consumo comunitario.
El equipo de expertos analizó fragmentos cerámicos de vasijas de descascarado de entre el año 6400 y el 5900 antes de Cristo para identificar su uso.
Los restos analizados procedían de los yacimientos arqueológicos de Mezraa Teleilat, Akarçay Tepe y Tell Sabi Abyad, situados entre Siria y Turquía.
El análisis de fitolitos (residuos de sílice de las plantas) sugirió que procesaron cereales como el trigo (Triticum sp.) o la cebada (Hordeum sp.), reducidos a harina.