Una artesanía milenaria regresa a la moda en Siria
El proceso de creación con espigas de trigo requiere mucho amor, paciencia y maestría.
¿Cuánto esfuerzo es necesario para obtener un título de artesanía en Siria? ¿Cuántos años, cuántos detalles, cuántas piezas? Después de cuatro décadas de trabajo, la artista Jumana Ibrahim obtuvo un reconocimiento de "Dama de creaciones" por su enseñanza y elaboración de obras en paja.
Desde muy niña conoció esta labor, cuando recolectaba frutos y tallos en la naturaleza y su madre le explicaba todas las etapas de esa herencia cultural.
Su primera participación en ferias a nivel nacional fue durante los años noventa del pasado siglo, en una exposición organizada por la Dirección Regional de Turismo, y ella resultó la única representante con espigas de trigo.
Como muchos saben, ese material es tan antiguo como la humanidad, y en Siria abundan sus cultivos desde épocas milenarias.
Producto estrella del patrimonio
En palabras de Jumana Ibrahim, el proceso de elaboración de las piezas "requiere mucho amor, paciencia y maestría".
Todo empieza con la cosecha del trigo. Los artistas seleccionan el nudo más alto, retiran la capa de paja y la separan del tallo. Luego clasifican las espigas, limpian el tallo y les dan color.
Durante la fabricación, lo sumergen en agua a lo largo de 30 minutos para que el material resulte más flexible.
Uno de los grandes desafíos actuales de esa faena es el logro del trabajo manual en un mundo que exige la mecanización.
Como explicó la emprendedora a Al Mayadeen español: "Para alcanzar el éxito en esto, uno debe amarlo y tener talento; de lo contrario, no funciona".
Premiada varias veces, el gran reto de Jumana radica en el desarrollo de su actividad y en su labor de enseñanza a los niños del pueblo, pues la materia prima está garantizada y es una auténtica fuente de vida.
Una moda en Siria
Jumana trabaja cada día para introducir nuevas ideas y modernizar las existentes. Así, crea salvamanteles, cestas de pan, fruteros y sombreros.
Además de estas obras, pinta cuadros de paja inspirados en la historia que la rodea, la naturaleza y la vida rural.
Todos estos detalles le valieron el premio de plata en 2003 en la Exposición de Creatividad e Invención de Al-Basel, y luego el título de Dama de la Paja en 2015.
Este es un oficio que merece permanecer: una profesión patrimonial con posición en el mercado y oportunidades laborales.
Pese a las dificultades, el conflicto sirio y la escasez de turistas, Jumana persiste en el desarrollo de la ancestral labor, un noble mensaje cuyo primer y último objetivo es la humanidad, según sus propias palabras.