Érase una vez: Un arte que conservaba la tradición oral de Irak
La puesta en escena motivaba a los habitantes de Bagdad y otras provincias, sobre todo tras el desayuno del sagrado mes del Ramadán.
Hace décadas, en los cafés de Irak, los narradores de cuentos llamados Al-Qaskhoon creaban una atmósfera especial al relatar las leyendas de los abuelos.
Dos vocablos componían el nombre de su profesión: “Qask”, que significa historia, y “hoon”, en referencia a la práctica de su arte.
La puesta en escena motivaba a los habitantes de Bagdad y otras provincias, sobre todo durante el desayuno del sagrado mes del Ramadán.
A veces, las narraciones eran pasajes escuchados de los antepasados. Otras, eran escritos realizados por él o por personas del público.
Para los historiadores, los inicios de esta profesión datan del período de la fundación de Bagdad en el año 762 después de Cristo, antes de la ocupación otomana (1534/1920).
El ambiente durante el siglo XX
Sentados sobre una plataforma elevada, por encima del nivel de las sillas de los clientes, los Al-Qaskhoon alzaban los brazos y hablaban de guerreros, de reyes, de personas que no eran ni chicas ni grandes…
Aunque la mayoría de los presentes ya conocían el final, los detalles atraían a los oídos y los ojos de su audiencia e influían en ellos, como si estuvieran escuchando la historia por primera vez.
Los protagonistas de esta magia vestían un fez o tarbush o sombrero y una abaya o abrigo negro. Era raro encontrarlo joven, la mayoría tenía más de 50 o 60 años.
Camino a la extinción
Desde la llegada de la televisión, la radio y el desarrollo tecnológico, cada vez menos personas recurrieron a las viejas historias de los narradores.
En Irak, solo un pequeño número de personas continúan con la práctica de esta profesión, debido al disminuido interés por ella, y muchos abandonaron sus sueños debido a las difíciles condiciones.
Por otro lado, los propietarios de comercios que trabajaban para albergar grupos de canto en el Levante y Egipto influyeron en el declive.
Ante esta situación, diversas instituciones culturales organizaron iniciativas para revivir la profesión, sobre todo en Bagdad, Mosul y Nínive, donde los artistas celebraron veladas y narraron una vez más la herencia y la cultura nacional.