La sequía cambia el paisaje de un lago en el Amazonas, en Brasil
En Brasil el gobernador Wilson Lima declaró el viernes la situación de emergencia por un período inicial de 180 días.
En las cercanías de las aguas oscuras del Río Negro y las áreas marrones del Solimoes, dos de los principales afluentes del Amazonas en Brasil, un lago desapareció entre las entrañas de la tierra y dejó a su paso hectáreas de suelo agrietado.
Como un niño que juga a escondidas y a veces aparece, solo un pequeño arroyo yace donde antes fluían los límites del cuerpo acuífero llamado Aleixo.
Allí, justo en el borde de la mayor selva tropical del planeta, cientos de embarcaciones encallaron y el barro envolvió las casas de madera flotantes.
"No tenemos adónde ir, así que nos quedaremos aquí hasta que vuelva el agua", afirmó a la agencia AFP la pobladora María Auxiliadora da Silva, de 62 años.
El gobernador Wilson Lima declaró el viernes 29 de septiembre la situación de emergencia por un período inicial de 180 días.
Según las autoridades, el problema afectará a cerca de 500 mil personas en este estado, donde 59 de sus 62 municipios dependen de la navegación.
Desde el Ministerio de Medio Ambiente, el gobierno federal anunció ayuda humanitaria de "emergencia" ante riesgos para posibilitar el suministro de alimentos, productos de higiene y medicamentos.
En Amazonas, un estado con cuatro millones de habitantes, entre ellos un gran número de nativos, ya murieron miles de peces y decenas de delfines rosados.
La científica Ana Paula Cunha, coordinadora del Centro Nacional de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales, explicó que la reducción del caudal es común por las pocas precipitaciones, pero esta vez el fenómeno de El Niño inhibió la formación de nubes y agravó las circunstancias.