El ataque ucraniano a la región rusa de Kursk era imposible sin la anuencia de Estados Unidos, consideró el barón Richard Balfe, miembro de la Cámara de los Lores del parlamento Reino Unido.

Con ese paso, Kiev alejó alguna posibilidad de comenzar negociaciones de paz con Moscú, consideró Balfe en declaraciones a medios de prensa en Londres.

El legislador dudó sobre la existencia de alguna perspectiva favorable en ese sentido, al menos antes de las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre próximo.

Unos 10 mil militares ucranianos, con respaldo de mercenarios extranjeros y decenas de equipos de guerra, penetraron en territorio de Rusia el pasado 6 de agosto.

Según informes del Ministerio ruso de Defensa, en Kursk ya fueron eliminados ocho mil 200 uniformados del vecino país y 76 tanques.

La cartera de Situaciones de Emergencia debió evacuar a al menos 11 mil 500 personas, incluidos tres mil 500 menores a 197 puntos de atención, situados en 28 regiones del país euroasiático.

Estados Unidos negó de manera oficial cualquier participación en esa acción bélica, pero medios de prensa occidentales destacaron la presencia de generales de ese país al frente de la operación, en la cual Kiev contó con datos de miles de imágenes de satélites.

Las tropas ucranianas mantienen en constante hostigamiento a las regiones fronterizas rusas de Bélgorod, Kursk y Briansk.

El 24 de febrero de 2022, el presidente Vladimir Putin ordenó una operación militar para proteger a la población de las regiones de Donetsk y Lugansk, cuya soberanía e incorporación a Rusia fue aceptado por Moscú.

Kiev empleó en la agresión a Kursk decenas de tanques, vehículos blindados, piezas de artillería, drones y sistemas coheteriles suministrados por Occidente.