EE.UU. registró cifras récord de inmigración en el gobierno de Biden
Cuando termine el Gobierno de Biden el próximo 20 de enero, la migración neta total superará los ocho millones de personas, incluyendo migrantes tanto legales como ilegales.
Un informe elaborado por medios estadounidenses señala que durante los primeros 3 años de mandato de Joe Biden, presidente saliente, ingresaron el mayor número de migrantes en la historia de EEUU.
"El aumento de la inmigración de los últimos años ha sido el mayor en la historia de Estados Unidos, superando el gran auge de la inmigración de finales del siglo XIX y principios del XX", señala el informe publicado el 11 de diciembre.
La migración neta anual (es decir, el número de personas que llegan al país menos el número que se van) promedió 2,4 millones de personas entre 2021 y 2023, según la Oficina de Presupuesto del Congreso, señala el diario en su informe.
En ese sentido, la nota proyecta que cuando termine el Gobierno de Biden el próximo 20 de enero, la migración neta total superará los ocho millones de personas, incluyendo migrantes tanto legales como ilegales. Esta última categoría será la gran mayoría, con alrededor de un 60%, especialmente personas que ingresaron a EE.UU. buscando asilo de Centroamérica y México.
Esta cifra, apunta la investigación, representa un ritmo de llegadas más rápido que durante cualquier otro momento histórico de EE.UU., incluyendo el conocido como "período de migración Isla Ellis", entre 1892 hasta 1920, cuando más de una decena de millones de europeos llegaron a Nueva York y debían esperar —siendo sometidas a todo tipo de pruebas médicas y humillaciones— en las instalaciones de dicho islote antes de ingresar al país.
Por otra parte, el informe evidencia que los aumentos combinados de la inmigración legal e ilegal provocaron que la proporción de la población estadounidense nacida en otro país alcance un nuevo máximo histórico: el 15,2%, según los datos del 2023, un aumento de casi un 3% en apenas tres años.
La nota recuerda que el máximo anterior de residentes de EE.UU. nacidos fuera del país fue en 1890, cuando este grupo representaba el 14,8% de la población.
El tema de la inmigración ha estado en el centro de la agenda política en la última década, desde que Trump irrumpiera como candidato presidencial en 2015 y prometiera en su primera campaña construir un muro para detener el flujo de migrantes llegando desde México y provenientes de toda la región latinoamericana.
Las políticas de Trump contrarias a la inmigración en su primer mandato (2017-2021) dieron paso a una relajación de las mismas durante el Gobierno de Biden, que amplió el número de migrantes que podían reclamar asilo de manera diaria a través de la frontera sur y hasta creó una iniciativa (conocido como Parole Programe) que permitía el ingreso temporal de ciudadanos provenientes de Haití, Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Esta decisión provocó las duras críticas de gobernadores republicanos de estados fronterizos con México, como Arizona y Texas, así como también de alcaldes demócratas de algunas ciudades a las que miles de migrantes llegaban de forma diaria. De acuerdo con sus acusaciones, el fenómeno estaba abrumando las residencias locales para migrantes y ocasionando el caos en algunas comunidades.
El tema logró ser nuevamente este año un asunto ganador para la campaña presidencial de Trump, quien enfocó su intento de reelección en llevar a cabo una deportación masiva de inmigrantes ilegales, así como también de eliminar el derecho a la ciudadanía automática de las personas que nacen en el país, aunque sus padres sean extranjeros ilegales.
Sin embargo, esta promesa será, según los expertos, difícil de llevar a cabo, ya que este derecho se encuentra consagrado en la Constitución. Cualquier cambio en la Carta Magna de EE.UU. requiere de dos terceras partes de legisladores para ser tratado en el Congreso y de tres cuartos de votos positivos para ser aprobado, algo casi imposible de lograr en tiempos de extrema polarización entre republicanos y demócratas.
Pese a que todavía falta más de un mes para que regrese a la Casa Blanca, el presidente electo Trump ya ha lanzado amenazas a varios países, entre ellos sus vecinos México y Canadá, de que si no limitan el flujo de inmigrantes (además del ingreso de fentanilo) a través de la frontera, establecerá un arancel de 25% a todas las importaciones provenientes de esos países. Ambos países también han respondido a esas advertencias, al recordarle a Estados Unidos su couta de responsabilidad en el fenómeno de la migración.