Un tribunal de de Pakistán sentenció al exprimer ministro, Imran Khan, a tres años de cárcel y lo inhabilitó de la vida política por prácticas corruptas.

Inmediatamente después del fallo, la policía escoltó a Khan desde su casa en Lahore y lo trasladó a Islamabad.

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El ex alto funcionario está acusado de vender ilegalmente obsequios destinados al Estado por valor de cientos de millones de rupias y ofreció a la corte detalles falsos al respecto. 

No obstante, uno de los letrados de la defensa, Intezar Hussain Panjutha, anunció la apelación de la sentencia y calificó el caso de victimización política.

Según alega, Khan no tuvo un juicio justo, pues no pudo defenderse, presentar testigos o dar su propia versión de la historia. 

En un mensaje pregrabado publicado en Twitter, Khan pidió a sus seguidores salir a las calles a protestar.

El 25 de julio pasado, la Corte Suprema de Pakistán rechazó una petición del exprimer ministro para detener el juicio.

Khan niega todos los cargos en su contra pues, según alega, no compró ni vendió regalos estatales en violación de la ley.

En Pakistán, los líderes gubernamentales pueden vender los objetos recibos como regalos, pero deben declararlo como ingresos.

En mayo pasado, los partidarios de Khan organizaron una violenta jornada de protesta durante varios días después de su arresto, la cual solo disminuyó cuando liberaron al ex primer ministro.