Bajo temperaturas cada vez más frías, miles de personas en Afganistán duermen en refugios improvisados o asentamientos informales. 

Muchos de ellos perdieron sus casas tras los terremotos ocurridos en la provincia de Herat, en el oeste del país, a principios de este mes. 

“Los sismos causaron al menos mil 400 muertos y heridos y arrastraron pueblos enteros”, manifestó la Organización de Naciones Unidas. 

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En este sentido, el organismo solicitó a los donantes 93,6 millones de dólares para "ayudar a 114 mil ciudadanos damnificados". 

Según el portavoz del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Philippe Kropf, estas comunidades apenas tienen posibilidades de lograr una buena alimentación, y cada una de estas crisis las devuelve a la miseria total. 

Al acudir a las aldeas afectadas el funcionario indicó que “estos terremotos llegan en un momento en el que 15 millones de personas, casi un tercio de la población afgana, no saben de dónde vendrá su próxima comida”.

Sin embargo, el PMA anunció en este contexto el retiro de la ayuda alimentaria a 10 millones de afectados debido a un enorme déficit de financiación.

El último sismo reportado de 6,3 en la escala de Richter ocurrió el 15 de octubre y dejó un saldo de cuatro muertos y 153 heridos. Su epicentro ocurrió a unos 34 kilómetros de la ciudad de Herat.