Aumenta boicot a “Israel” en las sociedades de EE. UU. y Europa
En los meses posteriores al inicio de la guerra en Gaza, el llamado a aislar a esa entidad agresora aumentó y se expandió más allá del esfuerzo dedicado a detener la guerra en la Franja de Gaza, consideró The Wall Street Journal.
La campaña de boicot contra “Israel” gana impulso desde los círculos académicos hasta los de defensa y pone en peligro las investigaciones e ingresos israelíes, afirmó el diario estadounidense The Wall Street Journal.
En un artículo titulado El boicot a "Israel" se extiende a nuevos rincones de la sociedad, el rotativo consideró que en años de campañas propalestinas y llamados a la exclusión global contra el régimen sionista solo se logró un apoyo limitado.
Pero, en los meses posteriores al inicio de la guerra en Gaza, el llamado a aislar a esa entidad agresora aumentó y se expandió más allá del esfuerzo dedicado a detener la guerra en la Franja de Gaza.
Este cambio, según el medio norteamericano alterará las carreras profesionales de los israelíes, perjudicará a las empresas y afectará la economía de un país de nueve millones de habitantes que depende de la cooperación internacional, el apoyo en defensa, el comercio y la investigación científica.
La publicación mencionó el boicot científico que se reflejó en las recomendaciones del Comité de Ética de la Universidad de Gante, en Bélgica, para poner fin a todas las formas de cooperación investigadora con instituciones israelíes a finales de mayo.
Esa decisión afectó el trabajo del biólogo israelí Eran Segal, a pesar de no tener conexión alguna con la guerra.
Asimismo, el Comité pidió suspender la participación de la entidad sionista en programas de investigación y educación a nivel europeo, que a menudo dependen de financiación de la Unión Europea.
En el mismo contexto, el artículo citó al investigador del Instituto Israelí para la Democracia, Eran Shamir-Borer, quien dijo que las nuevas iniciativas políticas y legales contra “Israel” no tiene precedentes.
Al respecto, abordó los movimientos contra el gobierno y sus líderes en Naciones Unidas y en la Corte Penal Internacional.
De acuerdo con Shamir-Borer hay motivos de preocupación para el régimen israelí pues convertirse en un estado paria significa que menos empresas invertirán en los territorios ocupados ni universidades cooperarán con instituciones locales.