Dimisión del comandante de la Unidad 8200 confirmó crisis de seguridad
La renuncia del general de brigada Yossi Sariel, confirmó el desplome de la División de Inteligencia Militar del ejército de "Israel", Aman.
El comandante de la Unidad 8200 del ejército de "Israel", general de brigada Yossi Sariel, presentó su renuncia, tras asumir la responsabilidad por los fracasos del 7 de octubre de 2023.
Tal paso refleja la profundidad de la crisis al interior de Aman, y la tendencia a perder a sus principales figuras, de acuerdo con reportes de prensa israelíes.
Las sucesivas renuncias de los líderes de la división pusieron de relieve las profundas lagunas en la percepción e implementación de sus misiones, lo cual contribuyó a uno de los mayores fracasos de inteligencia en la historia de “Israel”.
Tras esta última sacudida, expertos presentaron un inventario de cálculo sobre las posibles razones y repercusiones de "la desviación del barco Aman de su rumbo".
Un análisis de la crisis en la Unidad 8200 mostró fisuras en el sistema de inteligencia, y las vías de restauración necesarias para volver a encarrilar esa División.
No tomó de sorpresa la presentación de la carta de renuncia del general Sariel al jefe del Estado Mayor, Herzi Halevy, y al nuevo titular de la División, el mayor general Shlomi Bender.
Según explicó en la misiva Sariel, con este paso asumía su responsabilidad en los acontecimientos del 7 de octubre, y de ese modo se convirtió en el tercer alto funcionario en poner fin a su liderazgo en la División de Inteligencia.
Le precedieron los jefes de la Brigada de Investigación, general de brigada Amit Saar, y de Aman, el general de división Aharon Halifa.
El oficial de inteligencia del Comando Sur, el coronel "A", también dimitió por diversos motivos tras un escándalo personal; y en fecha reciente, el oficial de inteligencia de la División de Gaza, teniente coronel “A”, anunció su intención de presentar su renuncia.
Por tanto, el jefe de la Brigada de Operaciones, general de brigada “J”, es el único de la dirección de Aman sin pagar aún el precio del fracaso ante la operación palestina Diluvio de Al Aqsa.
Los medios resaltaron cómo el general Sariel distribuyó su carta de renuncia a los miembros de la Unidad 8200, en la cual abordó sus fracasos de forma individual, y empleó el verbo “fallé”, a diferencia de quienes prefirieron el lenguaje del grupo.
Este alto oficial no se limitó a admitir el fracaso, sino que proporcionó detalles precisos sobre sus posibles fuentes, y admitió la incompetencia de su unidad para obtener la “información de oro” necesaria para advertir con anticipación sobre el ataque de Hamas, no sólo al área fronteriza de Gaza, sino a todo el nivel político.
Según su confesión, la responsabilidad por el papel del 8200 en el fracaso de la inteligencia operativa recae en su persona.
Por su parte, las opiniones de los comentaristas militares israelíes variaron respecto a las confesiones de Ariel.
Algunos las vieron como una audacia y un modelo de liderazgo, mientras otros las consideraron una apología insuficiente para justificar el desastre resultante de su fracaso en lograr la misión de su unidad.
También hubo diferencia en la percepción sobre el retraso de 11 meses en su renuncia, para algunos injustificado, mientras otros aceptaron las justificaciones relacionadas con completar los caminos iniciales de la investigación dentro del ejército.
Lagunas y desviaciones
Para los comentaristas y analistas de seguridad, el renunciante proporcionó una evaluación detallada de algunas de las lagunas administrativas, conceptuales y personales que condujeron al fracaso histórico del 7 de octubre, en las cuales la Unidad 8200 asumió la mayor parte de la responsabilidad, por tratarse del mayor centro de recopilación de información en el ejército israelí.
Las más destacadas de estas lagunas son:
- Desplazar el enfoque de la unidad a otras áreas.
- Descuidar algunas fuentes de información y deshacerse de medios importantes.
- Designar personas inadecuadas para puestos sensibles dentro de la unidad.
- Falta de profesionalismo.
- Soberbia de sus líderes.
- Monopolio de la información.
La mayoría de los observadores en "Israel" coincidieron en que el ejército en general, y Aman en particular, necesitan reformas radicales y profundas.
El general Ariel abordó estas necesidades en su carta de renuncia, y presentó un plan con tres ejes principales:
1- Reenfocar la Unidad 8200 hacia su misión principal de producir información, después de haber estado ocupada, en los últimos años, con temas secundarios, como el desarrollo rural, la educación y el clima.
2- Reestructurar la unidad y corregir la distribución funcional entre sus formaciones, aquejadas de una grave desviación.
3- Reconstruir la confianza entre el público y la unidad, o entre las instituciones militares y de seguridad y la unidad, e incluso de los miembros de la unidad en sí mismos y en su liderazgo.