“Israel” es una extensión de Estados Unidos en la guerra a la prensa
El periodista estadounidense Chris Hedges advierte de las funestas consecuencias de la agresión israelí en el sistema de prensa, atacando a los periodistas occidentales que cubren la guerra genocida en Gaza, en la que los periodistas palestinos representan "el obstáculo más importante a la hipnosis israelí".
“Israel" es una extensión de los Estados Unidos, aseguró el periodista estadounidense Chris Hedges, exdirector de la sección de Medio Oriente del New York Times, en referencia a la guerra sistemática emprendida contra la prensa como parte de la agresión sionista a la Franja de Gaza.
En un artículo publicado en el sitio web independiente Share Post, el excorresponsal estadounidense en la Palestina ocupada afirmó que "Tel Aviv" no derrotó a Hamas, ni a Hizbullah y tampoco derrotará a Irán, pero “debe convencer a los israelíes, y al resto del mundo, de que salió victorioso”.
De hecho, la censura a los periodistas cuando exponen los crímenes de guerra cometidos por la ocupación y el sufrimiento de los civiles "constituyen una prioridad israelí", subrayó Hedges, y auguró consecuencias nefastas a esta censura y asesinato israelí integral de periodistas.
En este contexto, Hedges destacó cómo las prácticas israelíes contra la prensa “erosionarían aún más la poca protección de la que anteriormente disfrutaban los corresponsales de guerra, y enviarían un mensaje claro a cualquier gobierno, tirano o dictador que busque ocultar sus crímenes”.
Desde su perspectiva, tolerar este genocidio sienta pautas para un nuevo orden mundial en el cual se normalicen las matanzas en masa, se tolere la censura totalitaria y la esperanza de vida de los periodistas se vuelva extremadamente corta cuando intenten descubrir la verdad.
En la Franja de Gaza, donde "Israel" no permite la entrada de periodistas extranjeros, los corresponsales palestinos llenan ese vacío, y a menudo pagan un alto precio por eso, pues ellos y sus familias son blanco de asesinato por parte de la ocupación.
Por ello representan “el obstáculo más importante a la hipnosis colectiva llevada a cabo por "Israel", continuó el comunicador.
Desde su perspectiva, la escala y la brutalidad del ataque israelí a los medios supera todo lo visto durante sus dos décadas como corresponsal de guerra, incluso en Sarajevo, donde los francotiradores serbios atacaban regularmente a los periodistas.
Como prueba de ello presentó cifras de periodistas asesinados en guerras anteriores: 23 en Croacia, Bosnia y Herzegovina, durante las guerras yugoslavas (entre 1991 y 1995); 22 en la guerra de El Salvador, 68 en la Segunda Guerra Mundial, 63 en Vietnam.
También mencionó el martirio de al menos 128 periodistas y trabajadores de los medios de comunicación en otros momentos, tanto en la Franja de Gaza como en Cisjordania y Líbano, y el arresto de otros 69.
Según el Comité para la Protección de los Periodistas, citado por Hedges, el período actual es “el más sangriento desde 1992” para los medios y el periodismo, pues la oficina de medios del gobierno en la Franja de Gaza registró el martirio de 177 profesionales en estos 385 días de guerra, y otros 11 fueron martirizados en el sur libanés.
A la luz de estos datos, Hedges calificó el ataque israelí contra periodistas como una “categoría propia”, pues aunque esta hostilidad hacia la prensa no es nueva, sí lo es en la magnitud empleada por "Israel".
Según explicó en su artículo, se puede hablar de unos cuatro mil corresponsales extranjeros acreditados para cubrir la guerra, pero estos "residieron en hoteles de lujo y participan en desfiles organizados por el ejército".
Hedges dirigió duras críticas a estas personas y se burló de ellas con una cita del escritor y dramaturgo alemán Bertolt Brecht: son “portavoces de los portavoces”, aseguró.
Estos periodistas extranjeros "asisten a conferencias de prensa diarias con toda sinceridad y reciben información informal de altos funcionarios israelíes", pero estos a menudo les brindan información incorrecta.
Son guerreros desde las habitaciones de hoteles, defensores involuntarios y a veces intencionales de "Israel", y transmisores de las palabras de los arquitectos del apartheid y el genocidio.
Desde su perspectiva, quienes hacen la guerra (cualquier guerra), buscan "moldear la opinión pública”, y para ello "cortejan a periodistas a quienes pueden domesticar”;
Estos son los “buenos” periodistas para quienes impulsan la guerra, afirmó Hedges, porque les encanta desempeñar el papel de soldado y ayudar con entusiasmo a difundir propaganda bajo la apariencia de cobertura mediática: "quieren hacer su parte en el esfuerzo de guerra y ser parte del club".
De acuerdo con su experiencia, este tipo de periodista constituye la mayoría de los enviados por los medios de comunicación a las guerras donde trabajó.
Pero estos periodistas y organizaciones de noticias domesticados son prisioneros del lenguaje de la fuerza y repiten el léxico oficial: terroristas, el proceso de paz, la solución de dos Estados y el derecho de "Israel" a defenderse.
Luego están los verdaderos periodistas, como los describió Hedges: quienes arrojan luz sobre la maquinaria del poder; y para ellos, como escribió el poeta irlandés Seamus Heaney: “Existe algo llamado la verdad y ella se puede decir”.
Estas personas exponen la crueldad, las mentiras y la criminalidad de los poderosos y exponen la cooperación de los medios domesticados; por tanto, para los poderosos que hacen la guerra y sus medios de comunicación, “los verdaderos periodistas son el enemigo”, enfatizó.
Hedges también se refirió al papel de Estados Unidos, como cómplice de "Tel Aviv" en la guerra, en tanto el imperio también odia a los periodistas reales y les exige que “se dominen" para correr como ratas de un evento de prensa diseñado a otro.
Washington no dice ni hace nada para proteger a la prensa, porque apoya la campaña israelí contra los medios, y también apoya el genocidio cometido por Israel en Gaza, aseveró el excorresponsal.
El excorresponsal concluyó su artículo con una aseveración: para Estados Unidos (como para "Israel"), los periodistas, y con ellos los palestinos, deben ser asesinados.