Bolivia, Sudamérica y la crisis geopolítica, analiza filósofo
En entrevista concedida al sitio Cuba en Resumen, el filósofo boliviano Rafael Bautista analizó los retos de la izquierda en su país para no comprometer la credibilidad del movimiento y proyectos claves, como el estado plurinacional.
La división al interior de la izquierda en Bolivia pudiera traer de nuevo a la derecha al poder en las elecciones de 2025, alertó el filósofo y escritor de ese país, Rafael Bautista.
El actual cisma en el Movimiento Al Socialismo (MAS), con las discrepancias entre el expresidente Evo Morales y el actual mandatario, Luis Arce, generó un escenario peligroso, no solo a nivel local, sino también preocupante a escala continental, como admitió el experto en diálogo con el periodista Carlos Aznarez para el sitio Cuba en Resumen.
Según el entrevistado, la implosión dentro del partido gobernante es un asunto descrito por él desde 2018, y sobre todo a partir del golpe de 2019: un asalto proyectado al estado plurinacional, y a su carácter indígena y popular.
Desde su perspectiva, no es nada prudente el ajuste de cuentas público dentro de la propia izquierda, porque eso genera falta de credibilidad y beneficia a los intereses oligárquicos.
Sin embargo, no es algo nuevo, precisó, en tanto el MAS tuvo antes desavenencias internas, al parecer resueltas cuando lograron otra vez hacerse cargo del gobierno.
Lamentó el analista cómo el proyecto genuino y legítimo introducido por el pueblo como horizonte político, incluso en la propia Asamblea Constituyente, se diluyó por malas gestiones, y errores denunciados de modo vehemente, lo cual requería un reencause del proceso de cambio.
Justo cuando el pueblo había recuperado la soberanía política, otra vez le fue arrebatada con una decisión formulada desde Argentina, ni siquiera desde el interior del país, aclara Bautista, en tanto se desconocieron algunas duplas propuestas desde las bases y se introdujo gran parte de un aparato político burocrático al servicio de intereses partidarios.
Bautista analizó cómo, tras la derrota de la derecha, Evo Morales regresó al país, y su gira de reencuentros multitudinarios generó fricciones entre el partido y el gobierno, lo cual dio lugar a una especie de “basta ya”, porque la gente se cansó de la misma casta política, para la cual el estado es como si fuera su patrimonio privado.
Desde su punto de vista, esa cultura política conocida como Nacionalismo Movimientista es la naturalización de la corrupción, y quienes tenían la tarea de reencauzar el proceso de cambio no tenían ni idea de cómo enfrentarlo.
El experto valoró cómo habían tenido el tino de rehacer la presencia popular dentro del gobierno, pero luego resultó notable la pugna por el poder, aunque en ese escenario es peligroso presionar al gobierno para que abdique antes de cumplir su período democrático, o se declare estado fallido.
“Los tiempos tienen mucho que ver en la política”, reflexionó el entrevistado, en relación con el periodo necesario a cualquier gobierno para reponerse tras un golpe de estado y recuperar su estabilidad política, social y económica.
A esto se suman los errores del modelo económico productivo-social, urgidos de impulsores y de adaptabilidad en las circunstancias presentes, cuya incorrecta lectura geopolítica del asunto es comparable con un suicidio estatal, como ocurre también en otras partes del mundo.
Esta situación pudiera afectar, por ejemplo, el adecuado aprovechamiento de oportunidades anheladas por Bolivia, como el recién inaugurado puerto de Chancay, en Perú: una vía para conectarse de una vez por todas al Pacífico y su desarrollo económico, sin depender de puertos chilenos.
Circunstancias como esas se ven amenazadas por una desestabilización social y política del gobierno desde su propia matriz, lo cual lleva a cuestionarse si los contendientes perdieron el norte “y no tienen la prudencia necesaria para medir los tiempos políticos”.
Para Bautista, el MAS necesita llegar al 2025 con candidaturas creíbles, alejadas de disputas extemporáneas, para no perder la credibilidad del partido en función de manejar el gobierno, e incluso perder hasta la misma capacidad para gobernar en lo adelante, lo cual aprovecharía la derecha para empoderarse, bajo la tutela imperial.
En su criterio, ambos sectores adquirieron compromisos distintos en torno a la explotación, producción y comercialización del litio, y esas fuerzas juegan a desestabilizar el asunto y provocar el desmoronamiento del estado.
Otro aspecto en juego en esta lucha “fraticida”, es la construcción del estado plurinacional, y no solo en Bolivia, sino como proyecto en los otros países de la región, alertó Bautista, pendiente de la posibilidad de un tercero a la espera del desgaste orquestado con una pelea interna, contraria a los principios del MAS, a su programa político y sus horizontes.
A preguntas del entrevistador, el filósofo confesó no ver aún un candidato viable para los próximos comicios, alguien con capacidad de convocatoria para guiar un proceso complejo, como el reflejado en la constituyente.
Bolivia está en un momento demasiado frágil, con una economía de crisis que también afecta la credibilidad del gobierno, advirtió, preocupado por la postura de quienes se aferran a las figuras en lugar de hacer política para cuidar lo que representan, y esa pérdida de lucidez puede llevar al desmoronamiento del bloque popular y del horizonte plurinacional.
Tampoco la derecha tiene caras nuevas, y los habituales ya dieron pasos para alinearse con la nueva presidencia electa en Estados Unidos, porque, al decir de Bautista, “la derecha boliviana es la más ignorante de toda la región, la más entreguista”; y como resulta vergonzosa su falta de luces, su única posibilidad de subir al poder es asaltándolo.
Sin embargo, en el contexto regional juegan con ventaja, por la tendencia notable a la derechización de algunos países, alertó el experto: su plan es copiar a Argentina e imitar el modelo del presidente Javier Milei.
Estando el senador Marco Rubio como secretario de estado en Estados Unidos, Latinoamérica está prácticamente entre la espada y la pared, valoró Bautista, e insistió en trabajar para una liberación continental y hacerle frente a la reposición de la Doctrina Monroe, con las nuevas adendas no manifestadas, los capítulos Rusia y China.
Citó ejemplos de cómo Washington tratará de sabotear los intereses chinos en Sudamérica por cualquier medio, como filtrar amenazas de un nuevo escenario de guerra mundial entre ambas potencias para obstaculizar el proyecto de la llamada Ruta de la seda.
Trump no va a orquestar golpes clásicos, porque no es tonto y aprendió de los errores de otras administraciones, valoró Bautista, para quien la amenaza se asemeja más a un inminente proceso de “balcanización” en Sudamérica, para impedir su desacople de la geoeconomía del dólar, como demuestra la presencia de intereses británicos e israelíes en Argentina, por ejemplo; donde casi se establece el estado judío, en lugar de usurpar Palestina.
Los problemas asociados a la destrucción de los avances sociales en Argentina conducirán a circunstancias como las de Ecuador o Perú, aunque este último logró un respiro con la presencia comercial de China, reflexionó el entrevistado.
Con respecto al litio, Bolivia es la única parte del triángulo pendiente de decidir su destino, y debe administrarlo de modo estratégico, como respaldo de su moneda y activo estratégico a nivel global.
Esto llevaría a una nueva injerencia de carácter mucho más sofisticada: ponderó el escritor. No en vano está Elon Musk dentro del gabinete Trump, en cuyo mandato tal vez no se abra una guerra mundial, pero se ensañará con Latinoamérica; auguró Bautista.
Comentó entonces cómo Joe Biden, antes de dejar la presidencia, calentó el conflicto de Ucrania con Rusia al autorizar el uso de misiles de última generación, para dificultar las relaciones de Trump con el presidente ruso.
Desde una mirada al conflicto global, coincidió el entrevistado con el desplome de la legitimidad del imperio en tierra como fenómeno en curso, a lo cual pudiera sumarse su desplome también en los cielos, especial referencia simbólica para los pueblos.
“Ese es el horizonte utópico que se plantea, un nuevo proyecto en consonancia con una crítica profunda al sistema del mundo en que vivimos durante cinco siglos”, aseguró, un proyecto cuya materialidad es visible ya en Nueva Zelanda y su resistencia desde el propio parlamento.
“Ahora, quienes están en la resistencia mundial, curiosamente, son los pueblos negados por el mundo moderno, los pueblos indígenas”, resaltó Bautista, en defensa de ese llamado ancestral a reponer nuestras utopías y enfrentar a un capitalismo que ya no da más, y está tocando los límites físicos mismos del planeta “en nombre del progreso y del desarrollo”, con un serio riesgo de convivencia futura.
Por esa razón, llamó a los pueblos a despertar en este “período apocalíptico” de desplome financiero y económico, pero también de la credibilidad en el proyecto mismo globalizado por el mundo moderno.
A juicio del estudioso boliviano, el llamado primer mundo está en el piso, Europa no jugará ningún papel geopolítico relevante, y Sudamérica pudo lograr un bloque significativo en el BRICS, pero el presidente de Brasil lo impidió con su veto al ingreso de Venezuela.
“Necesitamos reformular nuestras categorías de interpretación política para saber en qué tipo de mundo estamos; y cómo la injerencia imperial va a tratar de sobrevivir a costa nuestra, infiltrándose en nuestros propios movimientos populares con las ideologías de progresismo, para minar el campo popular y evitar que se consolide.
Para ello, diseminan las luchas, las separan, haciendo ver que las luchas son corporativas, y así no responden a un proyecto popular único”, alertó Bautista.