Rusia no está en guerra con Estados Unidos, ni le interesa provocarla
El tema de las relaciones entre ambas potencias fue el primero de muchos, presentados por el comunicador estadounidense, en el cual el canciller ruso resaltó el deseo de su gobierno de mantener relaciones normales con todos los países, y el respeto del presidente Vladímir Putin por el pueblo estadounidense, su historia y sus logros.
Rusia no está en guerra con Estados Unidos, ni es algo que le interese provocar, aseguró el ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, al periodista Tucker Carlson, quien viajó a Moscú para realizar esta entrevista.
El tema de las relaciones entre ambas potencias fue el primero de muchos, presentados por el comunicador estadounidense, en el cual el canciller ruso resaltó el deseo de su gobierno de mantener relaciones normales con todos los países, y el respeto del presidente Vladímir Putin por el pueblo estadounidense, su historia y sus logros
“No vemos ninguna razón por la que Rusia y Estados Unidos no puedan colaborar por el bien del universo”, aseguró el diplomático.
El entrevistado se remitió al concepto de guerra híbrida para valorar los sucesos en Ucrania. Aunque oficialmente Washington no declare la guerra a Moscú, es evidente que sin su asistencia los ucranianos no podrían atacar con armas modernas de largo alcance el territorio ruso, y por eso Moscú envió señales de advertencia, como la de hace un par de semanas con el nuevo sistema Oréshnik, y espera ser tomado en serio.
Lávrov comentó las posiciones de algunas figuras oficiales en el Pentágono y otras organizaciones, incluida la OTAN, en cuanto a ver el ataque como la mejor defensa, o calcular un intercambio limitado de ataques nucleares, amenazas que suscitan preocupación.
Al respecto, eligió responder a quienes creen a Moscú carente de líneas rojas, para aclarar una vez más que no fue su gobierno quien empezó la guerra: la operación militar especial en Donbass fue para poner fin a la guerra del régimen de Kiev contra su propio pueblo.
No obstante, enfatizó, el presidente Putin dejó claro que están preparados para cualquier escenario, pero preferirían la resolución pacífica mediante negociaciones en base al respeto mutuo de los intereses legítimos de la seguridad de la Federación, de los ciudadanos rusos que viven en Kiev, de sus derechos fundamentales, sus derechos religiosos y su idioma, que fueron aniquilados mediante una serie de leyes aprobadas por el Parlamento ucraniano, mucho antes de la operación especial en 2022.
Solución a partir de la Carta de la ONU
“Es curioso que en Occidente digan que quieren que este conflicto se solucione en base a la Carta de la ONU y al respeto de la integridad de Ucrania y que Rusia, supuestamente, se tiene que ir”, valoró el canciller Lavrov, postura incluso defendida por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
Para respetar el derecho internacional y la Carta de la ONU, deben hacerlo a plenitud, y ese documento habla de igualdad de los países y el derecho de las naciones a la autodeterminación, recordó el entrevistado, e hizo referencia en particular a la obligación de respetar la integridad territorial de los Estados cuyos Gobiernos respetan el derecho a la autodeterminación y representan a toda la población de ese territorio.
Como recordó, rechazaron el golpe de Estado de 2014, exigieron que se les dejara en paz, celebraron un referéndum y se unieron a Rusia.
Donbass hizo lo mismo, y los golpistas declararon a sus habitantes terroristas y los atacaron con artillería, una guerra terminada en febrero del 2015 con los acuerdos de Minsk.
Tal mecanismo fue saboteado por el Gobierno ucraniano posterior al golpe, negado además al diálogo con quienes los rechazaron, y basados en su fortaleza amenazó con que acabarían muriendo en sótanos, resumió Lavrov.
Si en febrero de 2014 se hubiera logrado el gobierno de unidad nacional prometido, Crimea seguiría siendo parte de Ucrania, reflexionó.
En cambio salieron al Maidán y anunciaron un "Gobierno de vencedores", cuyas autoridades no merecieron el respeto de los vencidos.
Comparó esta situación con el proceso de descolonización de los países africanos, basado jurídicamente en el derecho de las naciones a la autodeterminación, como indica el principio correspondiente de la Carta de las Naciones Unidas, en tanto la gente de las colonias nunca percibe a las potencias coloniales, a los amos, como quienes les representan, ni desean verlos en las estructuras que gobiernan esas tierras.
“Los habitantes del este y del sur de Ucrania, de Donbass y de Novorossia, no consideran al régimen de Zelenski como alguien que represente sus intereses. ¿Cómo pueden representarlos si su cultura, su lengua, sus tradiciones, su religión, todo esto está prohibido?”, insistió el entrevistado.
A juicio del canciller ruso, el reconocimiento a esa realidad está en que ese primer artículo de la Carta de la ONU, sobre el respeto a los derechos humanos, independientemente de la raza, el género, la lengua o la religión, suele ser el primero que invocan Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea cuando intervienen en conflictos ajenos, según ellos para restablecerlos, y sin embargo en el contexto ucraniano jamás hablan del tema, porque son los derechos de la población rusa y rusoparlante los que fueron violados.
En ese escenario, Rusia está de acuerdo en resolver el conflicto sobre la base de la Carta de la ONU, pero no ver de manera aislada la integridad territorial, sino también la legitimidad del Gobierno ucraniano y si respeta los derechos de su pueblo.
Señales rusas
A la pregunta de Carlson sobre el propósito de Moscú de usar el sistema balístico hipersónico Lavrov reiteró el mensaje para Estados Unidos y sus aliados: si suministran armas de largo alcance a Kiev, Moscú está dispuesto a utilizar cualquier medio para impedir la derrota estratégica pretendida por Occidente.
Mientras ellos luchan por mantener su hegemonía en el mundo, Rusia lucha por sus legítimos intereses de seguridad, recalcó.
De hecho, figuras como el senador estadounidense Graham han sido explícitas en cuanto a las riquezas en metales de tierras raras en esas zonas, y su interés de llevárselas y no dejarlas a los rusos.
Kiev está dispuesto a vender o regalar todos los recursos naturales y humanos a Occidente, mientras Moscú lucha por la gente de esas tierras, cuyos antepasados trabajaron por siglos, y construyeron sus ciudades y fábricas, comparó Lavrov.
“Nos importan las personas, no los recursos naturales, que alguien en Estados Unidos querría tomar para sí y querría tener a los ucranianos como siervos "asentados" sobre estos recursos naturales”, aseguró el canciller, e insistió en el mensaje de su gobierno: por proteger esos intereses están dispuestos a hacer todo lo posible.
Lávrov insistió en que la doctrina militar rusa da prioridad a evitar la guerra nuclear, y un enfrentamiento directo con Estados Unidos podría ser de esa naturaleza.
También recordó cómo en enero de 2022 fue iniciativa de su país la declaración conjunta de los líderes de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU de hacer todo lo posible por evitar la confrontación entre ellos, a partir del reconocimiento y respeto de los intereses y preocupaciones de seguridad de cada uno; pero esto fue ignorado cuando otros rechazaron la propuesta de concluir un tratado sobre garantías de seguridad tanto para Rusia como para Ucrania.
La coexistencia pacífica con Rusia requiere que Ucrania no sea miembro de la OTAN ni de ningún otro bloque militar, pero cuando el canciller hizo estas propuestas a Estados Unidos y occidente, entre diciembre del 2021 y enero del 2022, fueron rechazadas, narró.
Rusia prefiere evitar malentendidos, pero está dispuesta a enviar mensajes adicionales si algunas personalidades en Londres y Bruselas, por ejemplo, no sacan las conclusiones necesarias, advirtió.
Negociaciones en curso
Ante ese escenario de posible guerra nuclear, descrito por Carlson como “alucinante”, quiso saber el entrevistador si hay negociaciones en curso en canales cerrados, pero Lavrov puntualizó que el intercambio por ellos trasmite el mismo contenido público: los estadounidenses apoyan la “Fórmula de paz” del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y su complementario “plan de victoria”.
Se refirió a las reuniones realizadas hasta ahora, y a la prevista en la primera mitad de 2025, a la cual invitarán “amablemente” a Rusia, para darle un ultimátum. “Todo esto se repite con toda seriedad a través de diversos canales confidenciales”, aseguró Lávrov.
Incluso Zelenski habla de ser aceptado pronto en la OTAN, aunque sea solo el territorio controlado por su gobierno, y el resto será objeto de negociaciones, cuyo objetivo es exigir una retirada completa de Rusia y dejar a ese pueblo ruso a merced del régimen nazi que destruyó sus derechos.
Sobre la comunicación entre potencias para evitar malentendidos que lleven a la muerte de cientos de miles de personas, el canciller ruso describió un canal que se activa de manera automática cuando se lanza un misil balístico, como ocurrió en efecto, 30 minutos antes de la salida del misil balístico hipersónico de medio alcance Oréshnik, pero Washington no lo identificó “como algo de mayor envergadura y realmente peligroso”.
Lavrov aclaró que Rusia no busca el exterminio de la población de nadie, y por años advirtieron sobre los problemas del acercamiento de la OTAN a sus fronteras, tema tratado por Putin en infinidad de plataformas internacionales.
Hay pruebas de la participación de Estados Unidon en el golpe de estado en Ucrania, afirmó el entrevistado, y mencionó la conversación entre la entonces vicesecretaria de Estado, Victoria Nuland, y el entonces embajador en Kiev, Geoffrey Pyatt,sobre la formación del nuevo gobierno en Kiev y los cinco mil millones de dólares gastados en Ucrania para asegurar las cosas a su modo.
“No tenemos intención de destruir al pueblo ucraniano. Son hermanos y hermanas del pueblo ruso”, insistió el canciller, y citó a Zelenski para manejar un estimado de “menos de 80 mil” muertes en el lado ucraniano.
Al respecto, propuso comparar con las 45 mil víctimas civiles en la Franja de Gaza durante un año de agresión de “Israel”, en castigo colectivo tras la operación de la Resistencia palestina, (7 de octubre de 2023), lo cual también contradice el derecho internacional humanitario.
“Tal cifra es casi el doble del número de civiles de ambos lados del conflicto ucraniano asesinados en los diez años siguientes al golpe de Estado. Un año y diez años. En Ucrania está ocurriendo una tragedia. En Palestina, hay una catástrofe. Pero nunca tuvimos como objetivo matar gente. A diferencia del régimen ucraniano”, lamentó Lavrov.
Narró cómo el jefe de la oficina de Zelenski prometió que ciudades como Járkov y Nikoláyev olvidarán el ruso, y otro funcionario propuso destruirlos por ley o físicamente, si fuera necesario.
Particularizó el caso del exembajador ucraniano en Kazajistán, Vrublevski, quien se hizo famoso por conceder una entrevista y, mirando a la cámara, declaro como su principal tarea matar al mayor número posible de rusos, “para que nuestros hijos tengan que matar lo menos posible", declaraciones habitualesen el vocabulario de todo el régimen ucraniano.
El diplomático rehusó dar cifras de las víctimas de esta guerra en su país. “Durante operaciones militares rigen normas especiales y el Ministerio de Defensa de la Federación de Rusia las cumple”, aclaró.
Recordó el cambio de discurso de Zelensky entre 2015 y 2021 respecto a los derechos de la población rusa en Ucrania, a quienes llamó “seres” en lugar de personas, y les aconsejó irse “por el futuro de sus hijos y nietos”, y aun así quiere esos territorios de vuelta, lo cual prueba que no está en sus cabales.
Intentos de paz.
En cuanto a las condiciones para detener las operaciones militares por parte de Rusia, el canciller hizo un recorrido por los diversos intentos de paz desde 2014, con el acuerdo para establecer un gobierno de unidad nacional y celebrar elecciones anticipadas; luego los acuerdos de Minsk, en cuya negociación participó, y por últimos las rechazadas propuestas a la OTAN y Estados Unidos del tratado sobre garantías de seguridad.
Incluso después de iniciada la operación especial, los ucranianos ofrecieron negociar y hubo varias rondas. En abril del 2022, en Estambul, presentaron un documento aceptado por Moscú, en el cual prometían no entrar en la OTAN, a cambio de garantías de seguridad con participación de una serie de países y Rusia, no aplicables a Crimea ni al este de Ucrania, como reconoció el jefe de la delegación negociadora ucraniana, David Arajamiya.
Pero el entonces primer ministro británico, Boris Johnson, los instó a mantenerse en la lucha, y usaron la “masacre de Bucha” como pretexto, aunque nunca revelaron nombre de los supuestos cadáveres reportados por la cadena BBC, advirtió el canciller, y abundó sobre la manipulación de esa y otras historias por parte de los políticos y los medios de prensa occidentales.
Lavrov declinó hacer conjeturas sobre los motivos del premier Jonhson al boicotear los acuerdos, y apuntó al notable cansancio en algunas capitales en cuanto a lidiar con esta guerra. “Se habla de que a los estadounidenses les gustaría dejar este asunto en manos de los europeos y concentrarse en cosas más importantes”.
Sin embargo, prefirió no hacer suposiciones y juzgar por acciones concretas. En su criterio, a la administración Biden le gustaría dejar ese legado, como Obama le hizo en su momento a Trump, cuando expulsó a los diplomáticos rusos justo a finales de diciembre en un día sin vuelo directo a Moscú desde Washington, y además confiscó propiedades diplomáticas de Rusia de las que aún no conocen el estado actual, sin respetar su inmunidad, establecida internacionalmente.
El entrevistado precisó una vez más la principal condición de Moscú para negociar la paz en este conflicto: Ucrania no puede sumarse a la OTAN, ni tener bases militares o ejecutar ejercicios militares en territorio ucraniano con participación de tropas extranjeras.
Putin dio un plazo hasta abril del 2022, rememoró Lavrov, e instó a tener en cuenta la realidad sobre el terreno y los cambios en la Constitución de la Federación de Rusia tras el referéndum en las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk y en las provincias de Jersón y Zaporozhie. “Ahora ya forman parte de Rusia según nuestra Constitución. Esta es la realidad”.
En cuanto al levantamiento de las sanciones occidentales a Moscú, aunque a mucha gente en Rusia le gustaría usarlo como condición, en su criterio ayudaron a entender la importancia de desarrollar mecanismo y plataformas de cooperación con otros países, donde no mezclen los intereses económicos y las relaciones. Sobre todo en la esfera política.
“Hemos aprendido mucho desde que nos impusieron sanciones”, valoró Lavrov el curso de ese mecanismo, iniciado por Obama, aumentado bajo el primer mandato de Donald Trump, y ya sin precedentes bajo la administración de Biden.
Acercar Rusia a Occidente.
Carlson exploró el criterio de su entrevistado sobre la posibilidad de acercar Rusia a Occidente, como planearon hace 20 años algunos “políticos sensatos” de Washington, pero Lavrov no lo cree posible, en tanto el propio Putin consideró imposible volver a la situación de principios del 2022.
De hecho, el mundo “liberal y democrático” siempre vio a Moscú como un socio menor, en el mejor de los casos, y lo creyó en su bolsillo, aunque Putin se mostró abierto a la cooperación con Occidente desde sus inicios como presidente, reflexionó el diplomático.
Valoró los antecedentes del posible ingreso de Ucrania y Georgia a la Otan, y cómo fueron cultivando los sentimientos prooccidentales en esas naciones, así como las medidas económicas para proteger a los productores rusos de los mecanismos del mercado occidental al que Kiev aspiraba unirse, y las respuestas arrogantes de la Unión europea al expresarles esas preocupaciones, más los acontecimientos posteriores hasta el golpe de estado.
Sobre la estabilidad de la alianza Rusia-China, Lavrov destacó que la geografía es muy importante en esas condiciones, y aunque Europa Occidental también es vecina, sus planes son acercarse a las fronteras a través de Ucrania para colocar bases navales británicas en el mar de Azov, y establecer en Crimea una base de la OTAN.
Incluso Finlandia cambió “de la noche a la mañana”, y su política volvió a ser la de los primeros años de preparación para la Segunda Guerra Mundial, cuando eran los mejores aliados de Hitler.
Por otra parte, Zelenski excedió su mandato presidencial, gracias a la guerra, y de manera pública prohibió negociar con Rusia, situación distorsionada muchas veces en Occidente, como ha demostrado Putin en sus discursos, aclaró Lavrov.
Lejos de negociar, Zelenski inventó su "fórmula de paz" y luego se le añadió el "plan de la victoria", remarcó: “Ahora tienen planeado celebrar una segunda cumbre basada en esa fórmula, y no tienen reparos en decir que invitarán a Rusia para presumir de haber llegado a un acuerdo con Occidente".
Al decir del canciller, la afirmación occidental "nada sobre Ucrania sin Ucrania", implica básicamente "todo sobre Rusia sin Rusia", o sea, imponerles sus condiciones; pero el propósito de la operación militar especial declarado por Putin se mantiene, es justo y obedece a la Carta de la ONU y a la OSCE.
De acuerdo con esta organización, la seguridad debe ser indivisible, nadie debe reforzar la propia a costa de la de otros Estados y ninguna organización del espacio euroatlántico debe buscar el dominio, pero la Otan hizo lo contrario, y “no queremos tener a la OTAN a nuestras puertas", enfatizó.
Según narró el entrevistado, el secretario de Estado, Anthony Blinken, le aseguró que Estados Unidos quiere infligir una "derrota estratégica" a Rusia sólo en Ucrania, no a nivel global.
Pero la historia demuestra que la política exterior estadounidense suele crear problemas para luego intentar "pescar en río revuelto", como demuestran sus acciones en Irak, Libia, Afganistán… Hay un patrón en esas “aventuras”: primero crean problemas y luego miran cómo aprovecharlos, y escogen a conveniencia. Pwero la Carta de la ONU no es la de un restaurante: hay que respetarla en su totalidad.
Craslon pidió conocer su opinión sobre la actual crisis en Siria, a lo cual Lavrov respondió remitiéndolo al contenido del acuerdo de Astaná, logrado con participación de Rusia, Turquía e Irán, cuyos representantes se reúnen regularmente para ayudar a los sirios a llegar a un acuerdo interno y evitar que las amenazas separatistas se intensifiquen.
En cambio, los estadounidenses en el este de Siria “alimentan" a algunos separatistas kurdos con los beneficios de la venta de petróleo y cereales, recursos que estos utilizan.
Según detalló, los cancilleres de los tres países pretenden reunirse en Doha al margen de la conferencia internacional, con intención de defender la aplicación estricta de los acuerdos sobre Idlib como zona de desescalada, como se pactó en 2019 y 2020, para trabajar en la frontera con Turquía y separar las fuerzas terroristas de la oposición legítima.
En el contacto de esta semana, los cancilleres intentarán discutir cómo cortar lo canales de financiación y armamento de esos grupos, entre ellos estadounidenses y británicos.
"Algunos dicen que "Israel" está interesado en exacerbar la situación para que la Franja de Gaza no esté bajo tanta atención. Se trata de un juego complejo. Implica a muchos actores", reflexionó.
En cuanto al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, el entrevistado lo describió como “un hombre fuerte que quiere conseguir resultados y a quien no le gusta aplazar las cosas”.
Pero Rusia no se llama a engaño en cuanto a su trato con la administración estadounidense. Como dijo Vladímir Putin: "la pelota está de su lado". Nunca hemos interrumpido nuestros contactos y lazos en el ámbito de la economía, el comercio, la seguridad…
Al decir de Lavrov, los europeos creen que dictar los términos de las negociaciones es tarea de Estados Unidos y Rusia. Pero no es ese el estilo de Moscú, para quien es preferible el principio de la igualdad soberana de los Estados consagrado en la Carta de la ONU.
Pero los estadounidenses no pueden dejar a Rusia ganar en Ucrania porque socavaría el "orden mundial basado en “reglas”.
Bajo la administración de Joe Biden, la OTAN pretendía abarcar todo el continente euroasiático; y el Indo-Pacífico, el mar de la China Meridional y el mar de la China Oriental ya están en su agenda y transfieren recursos para ello, con esa práctica de “tomar acciones preventivas”, cada vez más presente, como demuestran AUKUS y el Cuarteto del Indo-Pacífico.
Como reconocieron las cinco potencias principales, no puede haber vencedores en una guerra nuclear, y nunca debe librarse. Sobre esa base se sostienen hasta ahora las negociaciones bilaterales de alto nivel con Estados Unidos, en sintonía con los intereses vitales de ambos.
Recordó que el coordinador de comunicaciones estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby, aseguró que su gobierno no quiere una escalada nuclear porque sus aliados europeos sufrirían.
Es decir, que descartan ver su territorio afectado, y eso hace la situación un poco más arriesgada, pues con tal criterio pueden tomar algunas medidas imprudentes, y eso es malo, advirtió Lavrov.
“Los especialistas en políticas de disuasión nuclear saben muy bien que se trata de un juego muy peligroso. Y hablar de un intercambio limitado de ataques nucleares es una invitación al desastre que no queremos”, concluyó.