Revelan otrora hostilidad entre Reino Unido y Francia por Irak
Documentos desclasificados por Londres, muestran que los ministros británicos coincidieron en que la postura francesa socavó el mecanismo de la ONU para imponer la voluntad de la comunidad internacional y emprender la contienda bélica contra Irak.
Documentos gubernamentales británicos desclasificados recientemente, y publicados este martes, revelaron el enojo del ex primer ministro británico Tony Blair y su gobierno hacia el expresidente francés Jacques Chirac por obstaculizar la acción militar en Irak en 2003.
Entre los textos consta el acta de una reunión de emergencia del gabinete, celebrada el 17 de marzo de 2003, una semana después de que Chirac anunciara su seguro veto a cualquier resolución de respaldo a una intervención militar en Irak.
De acuerdo con lo mostrado, los ministros británicos coincidieron en que “la postura francesa socavó el mecanismo de la ONU para imponer la voluntad de la comunidad internacional”.
Según lo publicado por los Archivos Nacionales, Blair afirmó durante la reunión: "Hicimos todo lo posible, pero los galos "no estuvieron dispuestos a aceptar la realidad de que, si el presidente iraquí Sadam Husein no cumplía con las obligaciones de la ONU, sería necesario tomar medidas militares".
A pesar de la fuerte oposición pública en el Reino Unido, Blair llevó al país a la guerra liderada por Estados Unidos para derrocar a Sadam en 2003 bajo la insistencia que el líder iraquí almacenaba armas de destrucción masiva, un alegato impulsado por la administración de George W. Bush y posteriormente demostrada como falsa.
Según las actas, el entonces ministro de Relaciones Exteriores, Jack Straw, afirmó ante el gabinete: “De hecho, un miembro del Consejo de Seguridad de la ONU frustró toda la operación".
Acusó a Chirac, quien falleció en 2019, de tomar una decisión que abrió una brecha estratégica entre Francia y el Reino Unido.
En otra reunión, tres días después, Straw expresó que Chirac "parece postularse a sí mismo como el líder de uno de los polos del mundo bipolar que defiende, en contraposición a un mundo dominado por Estados Unidos".
La relatoría de la reunión del 17 de marzo señala que los ministros laboristas declararon estar “motivados por una visión global que promueve la justicia, la buena gobernanza y el multilateralismo, lo cual los distingue de otros gobiernos en el mundo desarrollado”.
En las conclusiones de ese encuentro, Blair consideró el fin de la diplomacia y emitirían una última advertencia para que Sadam Huseín abandonara Irak. Además, solicitaría la aprobación del Parlamento para una acción militar si fuera necesario.
El 20 de marzo de 2003, el Reino Unido se unió a la invasión liderada por Estados Unidos, a pesar de que cerca de un millón de personas marcharon en Londres en protesta contra la guerra.
La invasión de Irak y la posterior contienda bélica debilitaron gravemente la popularidad del laborista, alcanzando su punto más bajo tras el informe Chilcot de 2016, el cual probó que el británico exageró deliberadamente la supuesta amenaza del régimen iraquí.
Blair expresó "arrepentimiento y pesar" por los errores cometidos en la planificación de la guerra.
En tanto, Alastair Campbell, su jefe de prensa en ese momento, afirmó que la decisión “lo marcó profundamente durante el resto de sus días".