Colombia y EE. UU. normalizan relaciones tras crisis por deportaciones
Autoridades de alto nivel de Colombia y Estados Unidos sellaron este martes en Washington, D.C., un entendimiento clave para superar el reciente impasse diplomático generado por la crisis migratoria.
Los gobiernos de Colombia y Estados Unidos normalizaron sus relaciones este martes tras tensión por las deportaciones
Tras días de tensiones y medidas recíprocas, las partes consolidaron los avances alcanzados en un encuentro técnico con el objetivo de definir los mecanismos para implementar los compromisos acordados el pasado domingo.
La reunión, celebrada en la capital estadounidense, contó con la presencia del ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Luis Gilberto Murillo; el embajador en EE. UU., Daniel García-Peña; y el enviado especial de Washington para América Latina, Mauricio Claver-Carone.
Según un comunicado de la Cancillería colombiana, el diálogo fue centrado en garantizar la ejecución de los compromisos asumidos por ambas naciones a fin de fortalecer las relaciones bilaterales y avanzar en temas prioritarios.
El origen del conflicto ocurrió tras el rechazo del presidente Gustavo Petro de recibir un vuelo con migrantes colombianos deportados por EE. UU. el pasado fin de semana.
La postura desencadenó una serie de sanciones por parte de Washington, incluidos la suspensión de citas para visas, aranceles a productos como el café y textiles, y la anulación de visas a funcionarios colombianos y sus familias.
En respuesta, Petro anunció medidas de reciprocidad: aranceles a bienes estadounidenses y un llamado a regularizar a ciudadanos de EE. UU. en condición irregular en Colombia.
Durante la noche del domingo 26 de enero, ambos gobiernos lograron un acuerdo para reactivar la recepción de vuelos con deportados, bajo estrictos protocolos de respeto a los derechos humanos.
Para la jornada de este martes, las partes definieron interpretaciones comunes sobre estos compromisos y planificaron su implementación. Como primer paso, la normalización de los servicios consulares estadounidenses en Bogotá comenzarán esta semana.
Además de resolver el impasse migratorio, los actores acordaron una hoja de ruta para profundizar la cooperación en seguridad, desarrollo económico y gestión migratoria.
Este último punto resulta crítico, al considerar la deportación de migrantes indocumentados deEstados Unidos hacia Latinoamérica en una decena de aviones militares, donde los viajeros fueron trasladados con grilletes y encadenados, según testimonios.
A juicio de Murillo, el diálogo permitió no solo superar diferencias, sino proyectar una agenda compartida.
Por su parte, Claver-Carone subrayó la importancia de mantener canales abiertos para evitar futuras escaladas.