Brasil no tiene intención de asumir una guerra comercial con EE. UU.
Aunque el presidente Donald Trump impuso aranceles aduaneros del 25 por ciento a las importaciones de acero y aluminio brasileños, ese gobierno sudamericano calificó la medida de unilateral, y advirtió sobre su impacto en la economía global.
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Ministro de Economía de Brasil, Fernando Haddad
Brasil no tiene intención de entrar en una guerra comercial con Estados Unidos, aseguró este miércoles un comunicado de ese gobierno sudamericano.
Desde su perspectiva, los aranceles aduaneros impuestos por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, a las importaciones de acero brasileño son medidas unilaterales e improductivas.
El ministro de Economía de Brasilia, Fernando Haddad, advirtió sobre el impacto de este tipo de medidas para la economía global.
De acuerdo a Haddad, el aumento en los impuestos de Trump no es una decisión contra Brasil, sino contra todo el mundo, porque su país es el segundo, luego de Canadá, como proveedor de acero para la economía más grande del mundo.
El gobierno brasileño monitorea las reacciones de otros países, y evalúa cómo actuar en respuesta a las nuevas tasas aduaneras de Trump.
A finales de enero pasado, el presidente brasileño, Lula da Silva, prometió corresponder si Estados Unidos tomaba alguna medida contra la economía de la gran nación sureña.
"Si se imponen impuestos a los productos brasileños, habrá un tratamiento similar de Brasil al imponer impuestos a los productos exportados por los Estados Unidos", precisó el mandatario.
A su vez, la Unión de la Industria Brasileña publicó un comunicado en el cual lamentaba esta decisión, y proponía un diálogo para demostrar que hay formas de cambiarlo.
Por su parte, la Cámara de Comercio estadounidense en Brasil pidió una solución negociada para mantener el comercio bilateral, cuyos niveles batieron récord en los últimos años.
Al comentar sobre las tasas aduaneras del 25 por ciento impuestas por la administración Trump sobre el acero y aluminio mexicano, su país importa más que los Estados Unidos.
En su criterio, imponer tales tarifas provocaría un daño inverso, y afectaría el progreso logrado en las relaciones comerciales en las últimas cuatro décadas.