La nueva variante NB.1.8.1 del SARS-CoV-2, propagada a nivel global, representa cerca de un tercio de los casos diagnosticados en Estados Unidos.

Expertos asociaron esta cepa con el resurgimiento de contagios en China y varios países asiáticos, así como de una posible ola estival en territorio norteamericano. 

Según alertaron los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, las cifras actuales reflejan un incremento significativo en comparación con el mes anterior, cuando la variante solo representaba el cinco por ciento de los nuevos casos.

Los especialistas explicaron que el SARS-CoV-2 muta constantemente, por lo que es previsible la aparición de nuevas variantes. 

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"Cuantas más oportunidades tenga el virus de propagarse, mayores serán las probabilidades de que mute", señalaron.

Esta nueva variante, denominada NB.1.8.1 o "Nimbus", es un sublinaje de Ómicron. La Organización Mundial de la Salud la clasificó como "variante bajo seguimiento", aunque medios locales destacaron que, según datos de vigilancia, no es así. 

Si bien su rápida predominancia sugiere que podría ser más contagiosa, no hay evidencias de diferencias en su mecanismo de transmisión.

Durante el inicio de la pandemia, en 2020, el presidente Donald Trump restó importancia al brote, afirmando el 26 de febrero que el virus desaparecería "como un milagro", aunque admitió que "nadie sabe realmente lo que sucederá".

Estados Unidos se convirtió en uno de los países más afectados, con el mayor número absoluto de contagios y muertes reportadas durante gran parte de la emergencia.