Conquista territorial regresa como elemento central en la geopolítica
La revista Foreign Affairs advierte sobre el aumento de los esfuerzos de las grandes potencias por adquirir nuevos territorios en medio de un clima cambiante y, con ello, el incremento de las posibilidades de agresión en el futuro.
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El 85 por ciento de población de Groenlandia no quiere unirse a EE. UU.
Las amenazas de conquista territorial vuelven a ser un elemento central de la geopolítica, impulsadas por una nueva fase de competencia entre grandes potencias, las crecientes presiones demográficas, los cambios tecnológicos y, quizá lo más importante, un clima cambiante.
Con esta reflexión, un artículo publicado en Foreign Affairs aseguró los acaparamientos internacionales de tierras vuelven a estar sobre la mesa, tal como lo demuestra el conflicto en Ucrania hasta el interés de Estados Unidos por adquirir Groenlandia.
"El caso de Groenlandia es emblemático de cómo el cambio climático puede impulsar una disputa global por la tierra", agregó el texto.
Al respecto, aseguró que este es sólo el capítulo inicial de una nueva competencia mundial por el territorio.
En esa línea, resaltó que el interés del presidente Donald Trump en el territorio surge ostensiblemente de su posición estratégica como amortiguador entre Estados Unidos y sus adversarios de gran potencia.
Pero a medida que el planeta se calienta, el retroceso de los casquetes polares y la disminución del hielo marino harán que Groenlandia sea importante por otras razones, ya que sus vastas extensiones de tierra antes inhóspita se vuelven cada vez más atractivas para los extranjeros.
"Hay muchas cualidades que hacen valioso un territorio, como el acceso a los recursos, la habitabilidad humana, la productividad agrícola y la proximidad a las rutas comerciales", indicó el texto de Foreign Affairs.
Mientras las grandes potencias intentan posicionarse para triunfar en un mundo que se calienta, muchas se apresurarán a asegurarse el acceso a territorios y recursos vitales, en una era en la que el acaparamiento flagrante de tierras es un tema recurrente.
De acuerdo con la revista estadounidense, esta práctica puede convertirse en "algo más habitual en las próximas décadas", a medida que los responsables políticos se enfrenten a las consecuencias del calentamiento del planeta.
"Groenlandia es un premio para las grandes potencias que quieren triunfar en un futuro marcado por el cambio climático. La enorme isla se convertirá probablemente en un importante punto de paso para las nuevas rutas marítimas septentrionales que se abran a medida que se derrita el hielo ártico", añadió.
En base a los informes científicos, el artículo reveló que Groenlandia posee cantidades significativas de mineral de hierro, plomo, oro, elementos de tierras raras, uranio, petróleo y otros recursos valiosos, incluidos los minerales necesarios para la transición hacia una energía limpia.
"Las disputas por Groenlandia son solo el principio" pues, argumentó el texto, existe una docena de territorios con perfil similar: escasamente poblados, susceptibles de volverse más habitables en las próximas décadas o albergar recursos valiosos, y poseedores de una soberanía débil, ambigua o transitoria.
"Otros territorios no soberanos, como las Islas Feroe, las Malvinas, la Guayana Francesa o Nueva Caledonia, también podrían entrar en el punto de mira de grandes potencias o vecinos oportunistas. Todas estas zonas han sido disputadas antes y podrían volver a serlo", advirtió.
Mientras que los países con recursos vitales para la transición a energías renovables también se convertirán en lugares de competencia, ya que la demanda de minerales de tierras raras como el cobalto, el coltán, el litio y el tantalio impulsa los esfuerzos para obtener y asegurar estos recursos.
"La soberanía territorial en algunos casos se ve comprometida en el proceso, desde la influencia sigilosa de empresas multinacionales dedicadas a la adquisición de tierras a gran escala hasta violaciones más flagrantes en forma de incursiones militares extranjeras", planteó.
Como ejemplo, la revista estadounidense mencionó la reciente invasión de la República Democrática del Congo, rica en minerales, por parte del grupo rebelde M23, apoyado por Ruanda.
Esta situación puede explicarse como una forma para que el grupo, y por extensión Ruanda, accedan a valiosos minerales en el este del Congo, utilizados para producir baterías para vehículos eléctricos y teléfonos móviles.
Conforme al texto de Foreign Affairs, el cambio climático configurará las relaciones entre los Estados de forma compleja en las próximas décadas, pero los contornos generales de estos cambios ya son visibles.
Incluso ahora, el comercio y los mercados de materias primas se están transformando a medida que los Estados poderosos se apoderan de recursos clave y se abren nuevas rutas de navegación.
En tanto, las poblaciones ya empezaron a desplazarse tanto dentro de los países como entre ellos a medida que el cambio climático hace que algunas partes del planeta sean menos habitables y otras más.
A medida que estas tendencias medioambientales se aceleren, la revista estadounidense advirtió sobre el aumento de los esfuerzos de las grandes potencias por adquirir nuevos territorios y, con ello, el incremento de las posibilidades de agresión en el futuro.
Consideró que "los acuerdos y alianzas internacionales, que ya se están resquebrajando a medida que se intensifica la competencia entre las grandes potencias, tendrán dificultades para contener estas luchas".
"En un mundo donde la fuerza da la razón, los países que busquen nuevos territorios no dudarán en utilizar la fuerza para conseguirlos. Con los efectos más dramáticos del cambio climático aún por llegar, la carrera por la tierra no ha hecho más que empezar", concluyó el artículo de Foreign Affairs.