Armenia y Azerbaiyán alcanzan borrador de acuerdo de paz
Ambos países confirmaron que finalizaron el texto, pero su firma sigue siendo incierta debido a las demandas y las tensiones políticas en curso.
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El acuerdo busca concluir formalmente las hostilidades entre las dos naciones del Cáucaso Sur. Foto: AP.
Armenia y Azerbaiyán alcanzaron un hito significativo en sus esfuerzos por poner fin a décadas de conflicto y anunciaron la finalización del texto de un tratado de paz que busca concluir formalmente las hostilidades entre las dos naciones.
El documento marca un avance excepcional en lo que constituye un proceso de negociación tenso y prolongado.
Mediante un comunicado, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Armenia confirmó que el borrador del acuerdo ya "está listo para la firma", mientras destacaron su disposición a iniciar consultas con la República de Azerbaiyán sobre la fecha y el lugar de la firma.
La cancillería azerbaiyana también reconoció el avance, declarando "con satisfacción que han concluido las negociaciones sobre el texto del proyecto de Acuerdo de Paz y el Establecimiento de Relaciones Interestatales".
A pesar de este avance, el momento de la formalización sigue siendo incierto.
Bakú insiste en que, antes de firmar el acuerdo, Armenia debe reformar su constitución la cual, según afirma, contiene reivindicaciones territoriales implícitas.
Ereván niega estas acusaciones, aunque el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, ha declarado repetidamente que es necesario realizar cambios constitucionales y ha propuesto un referéndum para implementarlos.
Tregua frágil
Según declaró Pashinyan a la prensa, el acuerdo incluye una disposición que impide el estacionamiento de personal extranjero a lo largo de la frontera entre ambos países.
El conflicto entre ambos países tiene sus raíces a finales de la década de 1980 cuando las tensiones sobre Nagorno-Karabaj provocaron desplazamientos generalizados.
Si bien ambos gobiernos expresaron reiteradamente su deseo de alcanzar un acuerdo de paz formal, las negociaciones resultaron difíciles y las relaciones siguen siendo frágiles con el cierre de su frontera común.
La tensión se exacerbó aún más en enero cuando el presidente azerbaiyano Ilham Aliyev describió a Armenia como una amenaza "fascista" que necesitaba ser eliminada, una declaración que Pashinyan interpretó como un posible pretexto para reanudar las hostilidades.