Turquía rechaza autonomía kurda y respalda unidad de Siria
Ankara niega respaldo a propuestas de autogobierno en Siria y plantea colaboración con Damasco para preservar la estabilidad regional.
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Fuerzas turcas presentes en varias zonas del norte de Siria.
Turquía rechazó cualquier iniciativa encaminada a debilitar al gobierno central de Siria o altere la unidad territorial, informaron fuentes oficiales a la agencia Reuters.
La respuesta apuntó de manera directa a las exigencias kurdas por un sistema de gobierno descentralizado.
Según el presidente Recep Tayyip Erdogan, los proyectos de autonomía impulsados por sectores kurdos no son más que un sueño.
La declaración reafirmó la postura turca sobre la necesidad de mantener un Estado sirio unificado y sin fragmentaciones.
Un portavoz del Ministerio de Exteriores confirmó la decisión de Ankara de no aceptar propuestas contra la integridad territorial del país vecino, ni la actuación de grupos armados fuera del control de Damasco.
Turquía ya ofreció margen suficiente para que las autoridades sirias atiendan sus inquietudes sobre la presencia kurda, señaló.
Por su parte, el Ministerio de Defensa advirtió de las aspiraciones de autogobierno y la amenaza para la estabilidad regional.
Turquía evalúa cooperación militar con Siria
El pasado 21 de marzo, el Ministerio de Defensa notificó la permanencia de las fuerzas turcas en territorio sirio y adelantó la designación de asesores militares y el establecimiento de canales de contacto entre las instituciones castrenses para coordinar esfuerzos conjuntos.
Las autoridades consideraron la colaboración una vía para identificar necesidades urgentes en Siria y acelerar soluciones.
El enfoque responde a la voluntad de Ankara de actuar de forma concertada con el nuevo liderazgo sirio.
Turquía recibió en febrero al presidente del gobierno de transición, Ahmed al-Sharaa, con quien acordó construir una estrategia común.
Ambos países coincidieron en la importancia de promover la reconstrucción nacional y restablecer estructuras estatales.
Desde el inicio del conflicto sirio, Turquía mantuvo una política ambivalente hacia la administración kurda en el norte del país.
Aunque combatió a grupos extremistas, Ankara denunció de manera constante a las milicias kurdas por considerarlas una amenaza a su seguridad nacional.