EE. UU. insulta a ministro de Brasil por juicio contra Bolsonaro
El Departamento de Estado calificó Alexandre de Moraes como “tóxico” y presiona por el proceso contra Jair Bolsonaro.
-
El Supremo Tribunal Federal (STF), Alexandre de Moraes.
El Departamento de Estado de Estados Unidos lanzó duras críticas contra el ministro del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil, Alexandre de Moraes, al describirlo como una figura “tóxica” para las empresas e individuos estadounidenses.
Washington advirtió que ningún tribunal extranjero puede invalidar sanciones ni eludir las consecuencias legales que impone la Casa Blanca.
La ofensiva diplomática ocurre en paralelo al proceso judicial que enfrenta el expresidente Jair Bolsonaro por el intento de golpe de Estado del 8 de enero de 2023.
El Gobierno del presidente Donald Trump insiste en que los ciudadanos de su país tienen prohibido realizar transacciones con Moraes y reiteró que quienes lo respalden se exponen a sanciones.
Washington intensifica presión sobre Brasil
Según el comunicado del Departamento de Estado, “Alexandre de Moraes es tóxico para todas las empresas e individuos legítimos que buscan acceder a Estados Unidos y sus mercados”.
El mensaje también advirtió a actores internacionales: “Quienes brinden apoyo material a violadores de derechos humanos se enfrentan al riesgo de sanciones”.
Las declaraciones coinciden con recientes comentarios del juez del STF Flávio Dino, quien subrayó que ninguna decisión o ley extranjera puede tener efecto en Brasil sin la validación de las autoridades nacionales, en defensa de la soberanía brasileña.
En una entrevista concedida a The Washington Post, Moraes sostuvo que no dará marcha atrás en el proceso contra Bolsonaro. “No hay posibilidad de retroceder ni un milímetro”, afirmó al referirse a las investigaciones por el fallido intento de golpe.
Contexto de la disputa
Las críticas de Washington se producen en un momento en que el STF avanza en el juicio contra Bolsonaro, acusado de promover la insurrección que derivó en el asalto a las sedes de los tres poderes en Brasilia.
El proceso se considera clave para definir la solidez institucional brasileña tras el episodio que puso en riesgo la democracia del país.
La postura del Gobierno Trump añade presión a un escenario ya complejo en Brasil, donde sectores conservadores continúan movilizados en defensa del expresidente, mientras la justicia busca establecer responsabilidades.