Gobierno de EE. UU. al borde del cierre por falta de acuerdo en Senado
El Senado rechazó dos propuestas enfrentadas de financiamiento, dejando al país a horas de un cierre federal.
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Cierre del Gobierno de EE. UU. es inminente: el Senado rechaza propuestas de financiamiento
El Senado de Estados Unidos rechazó este martes un par proyectos de ley sobre financiamiento, lo que acerca peligrosamente al país a un cierre del Gobierno federal previsto para la medianoche.
La falta de consenso entre demócratas y republicanos intensificó la tensión política en Washington, D.C., dejando en vilo a millones de ciudadanos que dependen de los servicios públicos.
En una jornada marcada por la polarización, los senadores demócratas bloquearon el proyecto de ley provisional aprobado por la Cámara de Representantes, dominada por los republicanos.
Dicha propuesta buscaba extender el financiamiento gubernamental por siete semanas, pero excluía mayores subsidios para la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (Obamacare).
Previamente, el Senado también rechazó una iniciativa demócrata que sí contemplaba dichos subsidios, los cuales están programados para expirar este año.
De concretarse el cierre, se suspenderán temporalmente los servicios públicos no esenciales y gran parte de los empleados federales quedarán sin funciones.
Esta situación se produce por la incapacidad del Congreso para acordar la financiación de las actividades gubernamentales.
La Oficina de Administración y Presupuesto (OMB) instruyó a los organismos federales a implementar sus planes de cierre, culpando directamente a los demócratas por la interrupción del financiamiento.
Una carta del director de la OMB, Russell Vought, solicitó a los empleados federales que se presenten a trabajar en su próximo turno programado para llevar a cabo actividades de cierre ordenado.
Varios organismos ya informaron sus planes, que incluyen licencias sin sueldo para miles de trabajadores, mientras que otros deberán continuar sus labores sin recibir pago.
Mientras tanto, la cuenta regresiva continúa, y con ella, la incertidumbre sobre cuánto podría durar el estancamiento legislativo y cuáles serán sus consecuencias para la ciudadanía estadounidense.