La deficiencia de vitamina B12 causa diversos problemas físicos, y por eso es importante saber detectar su carencia a tiempo.

Existen muchas razones para desarrollar ese inconveniente pero las dos más comunes son una dieta no recomendable y una anemia perniciosa. 

Gran parte de la primera situación contempla la ausencia del consumo del nutriente y la segunda es una potencial consecuencia de su déficit.

Como resultado, la piel toma una tonalidad muy pálida o incluso amarillenta, pues la disminución en los glóbulos rojos provoca un exceso de bilirrubina.

Debilidad y fatiga continuas también resultan importantes señales en el cuerpo de una recepción incompleta de B12.

Sus bajos índices afectan el funcionamiento del sistema nervioso en forma de parestesia, es decir, un trastorno de la sensibilidad cutánea, caracterizado por el surgimiento espontáneo de sensaciones como frío, hormigueo y ardor.

También genera la glositis, una infección que provoca dolor en la lengua, además de un cambio en su textura y color. 

Junto a ello, deja problemas de coordinación e incluso cambios en la manera de caminar, algo especialmente peligroso para las personas mayores.

La B12 está presente en la carne roja, los huevos, las aves, los productos lácteos y otros alimentos de origen animal.

Por esta razón, aquellos que siguen una dieta vegetariana estricta tienen un alto riesgo de presentar escasez de este compuesto.