La hipertensión arterial provoca el espesamiento de los vasos sanguíneos, y esto favorece el endurecimiento de las arterias (arteriosclerosis).

Un estudio a cargo de investigadores de Brasil demostró por primera vez que un fenómeno similar sucede en los pulmones, pues la presión redunda en un deterioro de la capacidad respiratoria.

En el referido análisis, realizado con 731 personas ancianas, los científicos evaluaron la fuerza de los voluntarios con las manos y los músculos respiratorios mediante pruebas de ondas sonoras.   

Los resultados, publicados en la revista Advances in Respiratory Medicine, también revelaron que las personas que realizaban actividad física regularmente parecían gozar de una protección parcial contra los bronquios.

A la hora de llegar a este análisis, los autores verificaron la función de los individuos y cotejaron la mecánica durante la presión inspiratoria y de exhalación.

Hasta ahora, los expertos sabían que la hipertensión tenía efectos sobre la función pulmonar, pero el mecanismo detrás de este deterioro no estaba claro.

El trabajo demostró o que al diagnosticar a los pacientes con el padecimiento, los médicos deben derivarlos a un neumólogo para evaluar el estado del cuerpo.