Como si fuera una película de ciencia ficción, investigadores de la startup de Suiza FinalSpark desarrollaron una biocomputadora para utilizar células cerebrales vivas en lugar de circuitos tradicionales.

Esta innovadora máquina consumió en las pruebas mucho menos energía que un ordenador típico, afirmaron los creadores en un artículo publicado en Frontiers in Artificial Intelligence.

Además, destacaron la capacidad de la plataforma para albergar 16 organoides, unidos con objetivo de crear el primer procesador biológico.

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Compuestas por neuronas vivas, estas estructuras son capaces de aprender y procesar información.

“Sabemos que un proyecto tan ambicioso solo puede alcanzarse mediante la colaboración internacional", afirmó el Dr. Fred Jordan, cofundador de FinalSpark

El equipo de investigación utilizó durante tres años de mil organoides, que permitieron la recopilación de más de 18 terabytes de datos.

Durante años, los especialistas construyeron sistemas de inteligencia artificial capaces de imitar el poder del cerebro humano. 

La creación marca el comienzo de una nueva era de la informática con un impacto ambiental significativamente menor, adelantaron los expertos.