Día Mundial contra la Censura en Internet: ¿Dónde queda Palestina?
En noviembre de 2024 el Centro Social Sada para los Derechos Digitales advirtió que la mayor cantidad de violaciones a la información sobre Palestina provienen de Meta (57 por ciento), TikTok (23 por ciento), YouTube (13 por ciento) y X (siete por ciento).
-
Día Mundial contra la Censura en Internet: ¿Dónde queda Palestina?
En 2008 la organización internacional no gubernamental Reporteros sin Fronteras proclamó el 12 de marzo como Día Mundial contra la Censura en Internet, para apoyar el libre acceso a la información en medios digitales y redes sociales.
Diecisiete años después, democratizar el contenido es un desafío latente en un mundo donde los dueños del algoritmo tienen la última palabra, y priorizan sus intereses.
La cibercensura es una herramienta utilizada por gobiernos y entidades de poder para silenciar voces en defensa de la justicia y la dignidad y controlar la narrativa pública.
— Al Mayadeen Español (@almayadeen_es) March 12, 2025
Cada 12 de marzo se celebra el Día Mundial contra la Censura en Internet, la fecha debería ser… pic.twitter.com/hqvVuReX3G
La causa palestina es la muestra actual más evidente de un silenciamiento con efectos alarmantes en las vidas humanas, pues el acceso a estas plataformas muchas veces marca la diferencia entre recibir asistencia o morir bajo los escombros.
Un apagón digital en el norte de Gaza agravó el horror entre sus habitantes, imposibilitados para comunicarse y saber quién estaba vivo y quién no, pues muchas cuentas de aplicaciones como WhatsApp fueron cerradas de un momento a otro.
Desde el inicio de la última escalada violenta con “Israel”, el 7 de octubre de 2023, las grandes compañías tecnológicas eliminaron contenido que, según afirmaron, violaban sus reglas.
TikTok suprimió más de 925 mil videos del Medio Oriente entre el 7 y el 31 de octubre, mientras Meta borró o marcó como perturbadoras más de 795 mil publicaciones en los primeros tres días del ataque y X (antes Twitter) tomó medidas con más de 350 mil tweets.
En noviembre de 2024 el Centro Social Sada para los Derechos Digitales advirtió que la mayor cantidad de violaciones a la información sobre Palestina provinieron de Meta (57 por ciento), TikTok (23 por ciento), YouTube (13 por ciento) y X (siete por ciento).
Un informe del grupo Human Rights Watch identificó seis patrones recurrentes en la censura: la supresión de contenido, la suspensión de cuentas pro-palestinas, la reducción de la visibilidad, las restricciones de la participación, y el uso deliberado de políticas sobre discurso de odio y contenido gráfico.
“La excesiva dependencia de la tecnológica Meta de herramientas automatizadas para moderar el contenido y la influencia política sobre el arbitraje agravan el problema y silencian narrativas cruciales”, aseguró el trabajo.
Una investigación publicada por The Intercept en octubre de 2024 demostró que Jordan Cutler, jefe de política de esa transnacional para “Israel” abogó por la censura de las cuentas en Instagram de Estudiantes por la Justicia en Palestina.
Meta también silenció palabras específicas que “ofendían” la sensibilidad sionista, mediante la calificación del contenido como ofensivo, racista y antisemita.
Siguiendo sus pasos, el 17 de noviembre de 2023, X declaró que los usuarios que escribieran términos como “descolonización”, “del río al mar” o expresiones similares serían suspendidos.
Un año más tarde, la red social Twitch revisó su “Política de Contenido de Odio”, para incluir “sionista” como posible insulto, cuando el término proviene de un movimiento político de la Europa del siglo XIX.
Este tipo de represión, llevada a cabo por los supuestos paladines de la libertad de expresión, amenaza los derechos básicos garantizados por la ley en cualquier sociedad democrática, y pone en peligro la integridad de grupos vulnerables en otras regiones del mundo.
Lo mínimo que pudiera hacer la comunidad internacional por un pueblo víctima de la masacre cotidiana es otorgarle plena facultad de expresar sus opiniones, compartir su dolor y visibilizar su situación, en vez de sumar la coerción virtual a su sufrimiento físico.