Preguntas que se desvían de su objetivo
Cada vez que me encuentro con los cuasi interesados en la política, la primera pregunta que me dirigen es "¿Cuándo vamos a terminar?" cuando va a terminar esta guerra contra Siria, Iraq, Libia y Yemen y cuando volveremos a estar a salvo como lo fuimos antes; estas preguntas simples e inocentes bien pueden merecer una pausa seria, pensarlas detenidamente y también responder con cuidado y ser precisos, esto se debe a que figuran entre las preguntas más importantes planteadas por los árabes en sus diferentes estados, sean estos de los países involucrados directamente con estas preguntas o no.

Y así como lo mencioné la semana pasada de que nos enfrentamos con métodos tradicionales, anticuados y obsoletos a un alumbramiento del que depende nuestra propia existencia, hoy diría que estas preguntas vale plantearlas cuando se trata de guerras que se habían librado en un pasado relativamente lejano, pero no es conveniente plantearlas con respecto a las guerras de hoy en nuestros países; esto se debe a que el objetivo de estas guerras no es solo el resultado que podrían alcanzar en años o décadas, ya que los objetivos están contenidos en la vivencia diaria de estas guerras, y en lo que causan de pérdidas, daños, privaciones y agotamiento tanto para los estados, así como para los pueblos que son los objetivos de las mismas.
Occidente había declarado reiteradamente a través de las investigaciones publicadas, que los métodos convencionales de las guerras ya no son efectivos, por lo tanto desde la década de los ochenta del siglo pasado y hasta la actualidad y desde Afganistán hasta Iraq, Libia, Siria, Sudán y Yemen este se entregó a la tarea de elaborar nuevos métodos; pero dado que nuestros planes no toman en cuenta los estudios ni las estrategias publicadas por los enemigos, y tampoco los analizamos, seguimos funcionando de acuerdo con los métodos anticuados, a sabiendas de que los métodos de las guerras que se libran contra nosotros hoy son radicalmente diferentes a aquellos que prevalecían hace tres décadas o más.
En las guerras que occidente libró contra Siria a partir del año 2011 no aspira lograr un triunfo en el sentido tradicional, más bien desde el primer día se enfoca en registrar la magnitud de la destrucción que ha causado, las dificultades económicas y sociales producto de las mismas, la pérdida de las obras arqueológicas y de la identidad artesanal, tradicional y cultural del país, la desarticulación y la descomposición social resultante del desplazamiento, el asilo, la muerte, el asesinato y las nuevas animosidades generadas por tales guerras; y si le agregamos a eso el bloqueo económico, que causa una grave escasez de servicios médicos y educativos, nos percatamos del terrible impacto que tienen semejantes guerras sobre el progreso y el desarrollo logrado en todas las áreas en los años anteriores a la guerra, y el recrudecimiento de su fuego a lo largo y ancho del país; quizás es por eso que esta guerra ha estallado en todas las latitudes a la vez, y sus perpetradores se han esforzado mucho para que el terrorismo alcance la mayoría de los poblados, aldeas, territorios, instalaciones y la infraestructura, para así garantizar la diseminación del daño provocado en el país, la misma medida aplica a Iraq, Libia y Yemen; Iraq, que fue uno de los países árabes más ricos en recursos humanos y naturales y en el nivel científico y educativo que había alcanzado, lucha hoy por recuperar los servicios esenciales en los barrios de sus ciudades y en sus aldeas; Iraq, un país que ha producido científicos distinguidos en los diferentes ámbitos del saber, no encuentra instalaciones médicas especializadas o médicos que puedan satisfacer internamente las necesidades del país, y la lista no termina aquí; también está el caso de Libia, sumida en pequeñas guerras aquí y allá, las cuales impiden el surgimiento de un gobierno central fuerte que pueda controlar los recursos del país y que sea capaz de reestablecer la seguridad y la estabilidad para un pueblo agotado a causa de tanta muerte y destrucción, del robo de sus recursos y riquezas; en cuanto a Yemen, el objetivo allí es el mismo país víctima de la agresión y también los países que llevan a cabo tal agresión, porque esta guerra absurda es un desgaste para los países agresores al igual que el país agredido (por supuesto no es absurda para quien la planificó, la concibió y se esforzó para que estallara), esta guerra no es solo es un desgaste para la civilización yemení, su historia y su pueblo, sino un desgaste para los recursos de los Emiratos y Arabia Saudita y es lo que se busca, o sea una contención triple al igual con la doble contención en la guerra iraquí-iraní; si aquellos que financian esta guerra librándola contra un país vecino y hermano y se hicieran una pregunta ¿Cuál es el objetivo que se busca y si es posible lograr este objetivo y cuál es la utilidad en caso de lograrlo en un principio?
En ese momento se darían cuenta de que giran en un círculo vicioso cuyo propósito es manipular el destino de todos, aquí no hay diferencia entre el asesino y la víctima, porque todos son árabes y al fin y al cabo son víctimas y objetivos del mismo vendedor de armas; lo que cuenta para quienes planificaron esta guerra es la magnitud de la perdida que asumen todos estos, y la perdida no es solo hoy sino a mediano y largo plazo, porque sus efectos impactarían en las próximas generaciones y las afectarían negativamente; los amos de esta guerra geográficamente distantes son los responsables de establecer el plan y sus objetivos ocultos y a ellos no les importa quién ganará o quien será derrotado porque están conscientes de que todos son perdedores y que su perdida es irreparable por décadas; asimismo, y de manera enunciativa y no taxativa ¿Quién compensaría a Iraq hoy por sus científicos, médicos, su agricultura, su producción industrial y científica y el nivel de educación superior, la cual prevalecía en sus escuelas y universidades, por las comodidades, la seguridad, y la capacidad económica que poseía? ¿Quién compensaría a Iraq, Siria, Libia y Yemen por las millones de piezas arqueológicas robadas durante esa guerra, que eran testimonio y evidencia de una civilización y un legado histórico en estos países y por sus logros históricos en los diferentes campos y ámbitos científicos a lo largo del tiempo? ¿Quién podría devolverle a Sudan el potencial para que vuelva a ser el granero de toda la nación árabe en caso de optimizar el uso de sus recursos?
Lo mismo aplica a Palestina, de la que todos los árabes, en todos sus estados, deberían haber aprendido una lección muy importante; el ente usurpador no resolvió el problema palestino de acuerdo con las resoluciones de la ONU, y tampoco de acuerdo con la Conferencia de Paz de Madrid, más bien ha tratado de eludir una solución por décadas, la ha esquivado mordisqueando pedazos de tierra que se anexaba y asesinando a la flor y nata de la juventud palestina, cercando sus aguas, su agricultura, su producción su educación, al tiempo que revisa los resultados a diario, no espera el final de las batallas o la victoria porque su victoria radica en cada derrota que inflige a este pueblo árabe, ya sea humano, mediático, productivo o histórico; en otras palabras, estos archienemigos en Occidente, Turquía, "Israel" y los regímenes leales a ellos, que libran estas guerras contra nosotros, piensan en el proceso y no en los resultados finales que podrían ser alcanzados después de años o décadas, porque las pérdidas diarias en este proceso logran para ellos la desintegración y la debilidad de las sociedades árabes y su declive económico, el deterioro de sus medios de vida y el deterioro de la seguridad a causa de una guerra asociada al asedio, las sanciones y los ataques diarios y constantes contra la infraestructura y las personas capaces de motivar y de marcar la diferencia en el curso del desarrollo y la cultura a pesar de las condiciones impuestas por la guerra; lo que se debe hacer hoy es dejar de plantear preguntas que no guardan ninguna relación con los verdaderos objetivos de estas guerras, y enfocarnos en el proceso de estas guerras y en sus objetivos, así como desarrollar estrategias y métodos que puedan socavar los objetivos establecidos; sin duda alguna esto requiere de un trabajo cualitativamente diferente, que comienza con el uso de la razón y que cuente con personas capaces de entender la magnitud de los objetivos y los pasos que se toman para así diseñar los medios de respuesta de forma exitosa y efectiva; durante los últimos años, la República Islámica de Irán ha podido acceder a la esencia de lo que se buscaba lograr en su contra, y logró por medio de sus recursos humanos y sus propios medios frenar en gran medida este objetivo, y responder con sus mismas herramientas; por eso Occidente se encuentra hoy confundido y abstraído en cuanto a la forma en que podría adoptar para salvar lo que le resta de dignidad, y no sufrir más perdidas en el enfrentamiento iniciado con Irán; muchos de nosotros repetimos diariamente que el mundo ha sufrido cambios, pero sin hacer un estudio profundo de estos factores cambiantes o sin colocar bases para tratar con esos cambios de una manera adecuada y efectiva.